En el sector inmobiliario europeo están empezando a aparecer algunas grietas que los inversores deben tener en cuenta antes de invertir en la deuda de las compañías de esta industria. Una preocupación que toma cuerpo con el desplome visto este lunes en la compañía sueca SBB que arrastró al resto de las compañías del sector. A principios de abril, el Banco Central Europeo (BCE) avisaba en su boletín macroprudencial del peligro que suponen los fondos de inversión inmobiliarios por el tamaño que habían alcanzado, un billón de euros después de triplicarse en la última década.
La limitación de los reembolsos de uno de los mayores productos de la industria, el fondo Blackstone Real Income Trust, había hecho saltar las alarmas del regulador. Esta limitación todavía no se ha levantado, y los avisos sobre el peligro que supone la renta fija del sector inmobiliario se suceden. Las compañías de esta industria funcionan con altos niveles de deuda, y el incremento de los costes de financiación por la subida de tipos de interés está haciendo mella a su perfil de crédito.
El equipo de analistas de Bloomberg Intelligence cifra en 62.000 millones de euros la cantidad de deuda del sector europeo que mantiene la mejor calificación posible para las agencias, pero que, según sus cálculos, no merecen tener calificación de grado de inversión. Es decir, bonos que tienen la mejor nota, cuando deberían tener un suspenso para las agencias.
Barclays también se ha hecho eco de esta situación, y avisa del peligro de que las empresas del sector inmobiliario europeo pasen a ser basura. El banco británico apuntaba a 53.000 millones de euros en este sentido, de un total de casi 250.000 millones emitidos por estas empresas en el Viejo Continente.
La'falla' sueca
Una de las grietas que llamó ayer la atención del mercado fue la inmobiliaria sueca Samhallsbyggnadsbolaget i Norden AB –conocida como SBB–. La compañía se dejó más de un 18% el lunes y marcó mínimos históricos en las 8,45 coronas nacionales (0,75 euros). Su cotización se vio penalizada por el recorte de su calificación crediticia por parte de Standard & Poor's a BB+, lo que rebaja los bonos de la compañía a nivel de basura y pone en aprietos la capacidad de una de las mayores arrendadoras de superficie comercial del país para refinanciar su deuda. Según Bloomberg, la compañía tiene emitidos más de 7.300 millones de euros en bonos y otros préstamos al mercado.

Y esta perspectiva negativa podría ir a peor si S&P Global Ratings rebaja aún más su nota si la compañía no obtiene fondos suficientes para cumplir con sus obligaciones financieras a corto plazo. "Ya no creemos que SBB mantendrá su deuda controlada, con una cobertura de intereses de ebitda [beneficio bruto] cayendo a aproximadamente dos veces para fin de año", dijo la firma de calificación. Por otra parte, durante la jornada de ayer el 11% de su capital estaba en mano de diez tenedores que podrían haber contribuido a las caídas con posiciones en corto, según los datos de Bloomberg que tienen en cuenta a tenedores con un mínimo del 0,5% de las acciones en circulación.
El Stoxx 600 'Real Estate' se contagia
La sueca SBB fue la compañía más damnificada en el parqué este lunes pero el contagio se extendió a otras inmobiliarias europeas, con especial incidencia en las cotizadas en suelo sueco. De entre las diez inmobiliarias que más recortaron su precio en el arranque de la semana dentro del Stoxx 600 'Real Estate' ocho cotizan en la bolsa de Estocolmo. Solo las belgas Aedifica y Warehouses De Pauw se cuelan entre las más bajistas de la jornada. En el cómputo anual el sector europeo retrocede en bolsa un 3% cuando llegó a ser uno de los más alcistas en el primer trimestre.