
Los hogares españoles han empezado a buscar opciones conservadoras con las que rascar algo de rentabilidad por sus ahorros. Se observa en la demanda de Letras del Tesoro o en la cantidad de dinero que se ha canalizado desde enero hacia los fondos de inversión considerados de menor riesgo. En ese cajón se encuentran los monetarios, que se han convertido en unos de los productos más demandados de este año por parte de los inversores, junto a los de renta fija, gestión pasiva o garantizados. Sin embargo, los monetarios más vendidos no coinciden siempre con los más rentables.
Según los datos facilitados por Vdos, tan solo uno de los diez con mayores suscripciones netas en 2023 obtiene una rentabilidad superior a la de su categoría. En cambio, dos consiguen un rendimiento similar y el resto se comporta peor (ver gráfico). De media, los superventas ganan un 0,47% en el año, frente al 0,53% de la categoría.
Por ejemplo, el monetario que más dinero ha captado este ejercicio, 500 millones de euros, según este proveedor de datos, pertenece a la gestora de CaixaBank y es uno de los que reúne mayor patrimonio bajo gestión, con más de 5.000 millones de euros. Se trata de Caixabank Monetario Rendimiento, que en el año obtiene una rentabilidad del 0,35%, con datos a cierre de marzo, frente al 0,54% que suben de media sus comparables en el mismo periodo.
Por cómo construyen sus carteras este tipo de fondos, que se componen de deuda pública, en su mayoría de corto plazo, y un riesgo de crédito reducido, sus rentabilidades no tienden a ser demasiado elevadas. Actúan, más bien, de monedero, y suelen ser considerados como una alternativa al depósito con el aliciente de la ventaja fiscal que tienen los fondos, que no están sujetos a tributación hasta el momento en el que se reembolsa la inversión. Los fondos monetarios son, por tanto, una buena alternativa para consolidar ganancias sin pasar por Hacienda.
Ahora mismo, el fondo monetario que ofrece una rentabilidad más elevada de todos los que se comercializan en España ofrece una rentabilidad del 0,83% en el año, que es lo que obtiene Trea Cajamar Corto Plazo A, según datos de Morningstar. A este producto le siguen Mediolanum Fondcuenta S, que sube un 0,67% y AXA IM Euro Liquidity SRI, que se revaloriza un 0,61%. En la otra cara de la moneda, la rentabilidad media que paga la banca por los depósitos a un año es del 0,37%, es decir, que está por debajo de la rentabilidad media que consiguen los monetarios en 2023. Aunque el interés medio de las mejores ofertas crece al 2%.
De vuelta a los diez fondos monetarios más vendidos, el que más sube este año es Unifond Renta Fija Corto Plazo, que ha captado 116 millones de euros, según Vdos, y se revaloriza un 0,58% en el año. Más que la media de la categoría.
Al margen de sus rentabilidades, lo que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un fondo de este tipo son sus comisiones y la cantidad mínima a invertir. Normalmente, los que cuentan con menos gastos son los que exigen inversiones mínimas más altas. Según los expertos, es fundamental jugar con esas dos variables.
Fiebre por los monetarios
Los fondos monetarios captaron en marzo 324 millones de euros, según los datos provisionales de Inverco, que eleva las suscripciones netas en el año hasta los 517 millones de euros. Aunque su buena aceptación entre los partícipes viene de atrás. El año pasado atrajeron cerca de otros 800 millones de euros.
Donde se han visto grandes flujos de dinero hacia los fondos monetarios en las últimas semanas, mucho más que en Europa, ha sido en Estados Unidos. El colapso de Silicon Valley Bank (SVB), a principios de marzo, y la posterior presión sobre otros bancos regionales ha acelerado el éxodo de inversores hacia este tipo de productos, que en los tres primeros meses han visto cómo entraban 430.000 millones de dólares, según Morningstar, la segunda mayor entrada trimestral desde 2007.
Este tipo de productos ha actuado de refugio en otros momentos de alta volatilidad en el mercado, como en la crisis de 2008 o en la rápida corrección que originó la pandemia por Covid-19. Aquel año, los partícipes españoles invirtieron casi 800 millones en fondos monetarios, a pesar de que no ofrecían rentabilidad alguna por el contexto de bajos tipos de interés. Aquellas entradas pusieron fin a tres años consecutivos en los que los fondos monetarios habían sufrido reembolsos.