
China está abriendo de nuevo sus puertas tras años de confinamiento y medidas restrictivas frente al covid. Los principales expertos de Wall Street auguran que, en ese sentido, 2023 puede convertirse en el año del 'boom' bursátil del gigante asiático. Con su economía desaletargándose, el dinero de todo el mundo se dirigirá hacia Pekín a la caza de sólidos avances de sus principales firmas. De momento, la principal bolsa del país está firman un rally frenético desde noviembre.
El CSI 300 sube un 19% desde mínimos de hace tres meses y en lo que va de año sube un 5,63%. No todas las noticias son buenas, MSCI China se deja un 11% ya desde sus máximos del mes pasado tras haberse disparado un 60% desde sus peores cifras en noviembre. Pero, en términos generales, los principales índices del país mantienen una alza sostenida que está llamando la atención de inversores y analistas, que aún creen que tiene potencial.
Este crecimiento está fuertemente fundamentado en el sector de la comunicación y en particular en las firmas que basan su negocio en internet. Según destaca Schroders estas empresas han tenido repuntes del 90% debido a "una combinación entre el sentimiento de reapertura y una caída en las preocupaciones regulatorias" sobre este tipos de firmas.
Este es el caso de firmas como Tencent que desde mínimos de noviembre se ha disparado un 97%. El 'Google chino' Baidu, avanza un 93% en ese periodo. Alibaba se ha disparado un 60%, aunque ahora cae un 15% desde máximos de 2023. Xiaomi ha subido un 51%. Sin embargo, hay un caso que destaca sobre todos los demás: la empresa de transporte Didi, que se dispara un 204% desde sus mínimos de noviembre.
Estos movimientos y la cierta euforia que se ha generado entorno a la bolsa de Pekín ha provocado que esta se convierta en un faro para los inversores extranjeros en un momento de dudas en Estados Unidos y Europa, donde las subidas de tipos de sus respectivos bancos centrales están lastrando a la renta variable. A comienzos de febrero los inversores extranjeros habían comprado títulos del CSI 300 en el país por un valor de 21.000 millones de dólares solo en el primer mes del año.
Goldman Sachs ha sido claro en la idea de que la bolsa china seguirá creciendo, afirmando que el índice MSCI de China aumentará alrededor de un 24% llegados a finales de 2023, conquistando los 85 puntos. En su informe, Kinger Lau explica que "creemos que el mercado de valores cambiará gradualmente desde la reapertura hasta la recuperación". Tras un rally particularmente fuerte, los expertos auguran un periodo de normalización posterior.
Otros analistas siguen la misma estela que Goldman. Morgan Stanley afirmó en uno de sus últimos informes que "Este es el momento de volver a China", después de cambiar su valoración del país a "optimista". Además, remarcan que su banco central es el único que no está subiendo tipos y, eso sumado al fin de las políticas covid cero y los rendimientos menos atractivos del mercado de bonos a nivel mundial, provocará que "muchos inversores de mercados emergentes han vuelto a colocar su dinero en China".
El panorama macroeconómico, que sería el gran aliado de un repunte chino, es bastante prometedor para la mayoría de los expertos. Christoph Siepmann, economista senior en Generali Investments, anticipa un "fuerte rebote". El experto comenta que "la China post-covid está llamada a repuntar con fuerza gracias a la demanda acumulada y a los efectos de base. El sector inmobiliario también debería empezar a mejorar gracias al apoyo gubernamental".
Respecto a cómo aterrizará en las estadísticas este rebote de la segunda economía más importante del mundo, Fitch ha corregido al alza sus previsiones en su último informe, afirmando que China crecerá un 5% este año frente al 4,1%. Este cambio se fundamenta en que "el consumo y la actividad se están recuperando más rápido de lo previsto inicialmente".
UBS afirma que las familias chinas tienen en este momento entre 590.000 y 680.000 millones de dólares en ahorro tras años de covid que pueden impulsar claramente el consumo, pero sus expertos matizan esta inyección de gasto privado en la economía. "Dado que el empleo y los ingresos de los hogares aún necesitan recuperarse, es posible que la confianza del consumidor no se recupere por completo, sino que siga siendo cauteloso". Sub embargo creen que, aunque los ahorros se desaten por completo, el consumo de los hogares chinos sí se disparará hasta un entorno de entre el 10 y el 11%.
Sin embargo, hay dudas sobre el despertar económico de China debido a la gran crisis que aqueja su sector inmobiliario. La superficie residencial vendida se ha desplomado un 27% el año pasado y las ventas cayeron un 40%. El FMI ha avisado a China de que si la caída del sector sigue, la crisis puede saltar al sector financiero, fuertemente expuesto al mercado inmobiliario. El 15% del PIB del país está ligado a esta industria y la amenaza de que la crisis siga lastrando la economía está ahí.