Bolsa, mercados y cotizaciones

La seguridad de la renta fija es como un penalti de España

Madrid

Los informes estratégicos de las firmas de inversión son como el alma a las personas. Es la experiencia de todo lo que se vive hasta que uno se hace un canalla o un escéptico. De estos hay algunos, pero la mayoría no reflejan una insatisfacción absoluta por la ausencia de oportunidades.

Como el negocio de la inversión consiste en vender ideas, al final, hay una cierta unanimidad en las proyecciones por aquello de que nadie se equivoca si sigue el curso de la corriente de un río. Por ese motivo hay tanta unanimidad sobre la renta fija, que después de cerrar el peor año de la historia como consecuencia de la acelerada normalización monetaria, parece que ahora es como tirar un penalti a puerta vacía sin portero. Pero esto es lo que parecía hasta que empezamos a ser conscientes de que los bancos centrales van a subir el precio del dinero más de lo esperado al no ser capaces de embridar la inflación.

La seguridad de que la renta fija va a funcionar bien en la primera parte de 2023 me empieza a parecer la misma que tenía cuando los dos mejores especialistas que tiene la selección española para lanzar los penaltis, Sarabia y Soler, se pusieron delante del balón ante Marruecos en el mundial de Qatar. Seguro que no iban a fallar.

Si la bolsa no ha digerido todavía que los tipos oficiales del dinero se puedan ir más allá del 3,5% en Europa y del 5% en EEUU, la renta fija tampoco lo ha hecho. Desde luego no vamos a asistir a otra hecatombe como la vivida este año, por la que inversores moderados y conservadores palman más de doble dígito en el año, pero queda algo de pérdida.

Otra cosa es que haya gestores que sepan aprovechar las oportunidades que ofrezca la curva de tipos a lo que se suma que ya pueden comprar cupones con rentabilidades atractivas. El penalti es cierto que sí tiene en frente portero, aunque el que está puesto es de madera como el de los futbolines.

Lo que va a resultar ya más difícil para los inversores en deuda es recuperar las pérdidas de este año. Lo lógico es que entre dos o tres años y, por supuesto, perder la carrera contra una inflación incontrolada. Por eso sigo pensando que quien tiene la certidumbre de que su ahorro es de largo plazo, la alternativa a la que conceder mayor porcentaje del ahorro es la bolsa. Convenientemente reforzada con aportaciones periódicas para recoger todos los escenarios de mercado.

A lo que encuentro menos sentido para la mayoría de inversores es la liquidez, salvo para movimientos tácticos. Puede ser oportuno guardar munición para este semestre incierto cuando todos los estratégicos apuntan que se va a concentrar la parte complicada del mercado con una economía mundial en recesión. El año en su conjunto se salvará en términos de PIB, pero eso no es ninguna garantía de que el mejor momento de comprar bolsa sea la segunda parte del año.

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