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El inversor en renta fija ya puede coger las riendas y 'cabalgar' sobre un 4%

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El mercado no siempre da oportunidades de entrada atractivas. La renta fija ha sido el mejor ejemplo de ello en los últimos años, cuando encontrar rentabilidades a vencimiento interesantes era más complicado que hallar una aguja en un pajar. Todo el mundo esperaba que se produjese un desplome que volvería a dejar a este tipo de activos en una buena posición para empezar a construir cartera, pero esta reacción se demoró, y no llegó hasta el inicio de 2022. Con la aparición de tasas de inflación disparadas, los bancos centrales han dado un giro de 180 grados a su política monetaria. La subida de tipos y la promesa de desmantelamiento de los balances de activos han hecho que los inversores vendan deuda de forma acelerada, generando el peor año de la historia para este tipo de activos, con una caída por precio del 20%en el índice mundial de deuda de Bloomberg, una cesta que recoge todo tipo de bonos, con todo tipo de calificación.

Con las fuertes ventas de este año, la rentabilidad a vencimiento media de este índice ha alcanzado niveles significativos. Ya ha vuelto al 4%, una rentabilidad que hace que muchos inversores se planteen si ha llegado el momento de regresar a renta fija. Los expertos no tienen dudas: sí, la renta fija ya es una oportunidad, especialmente si uno sabe dónde mirar.

"Históricamente, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años tienden a alcanzar un máximo poco antes de la última subida de tipos de la Fed del ciclo", explica David Norris, responsable de crédito estadounidense de la gestora TwentyFour AM. En este sentido, el inversor que quiera añadir renta fija a su cartera debe seguir muy de cerca cómo evoluciona el ciclo de subidas de tipos en Estados Unidos, y los mensajes que pueda lanzar la Fed en los próximos meses.

Hay que recordar que la renta fija es un mercado gigantesco, mucho más grande que el de la bolsa, y en el que se pueden encontrar inversiones de todo tipo, desde deuda corporativa de empresas más seguras, a otras que lo son menos, pero retribuyen más, pasando por bonos soberanos, con distintos vencimientos y calificaciones, o otro tipo de bonos más exóticos, como los cocos de la banca (un híbrido entre un bono y una acción, ya que el primero se convierte en capital de la empresa si se cumplen ciertas condiciones) o los bonos ligados a la inflación.

Las cuatro 'razas' de renta fija

Con todo este catálogo desplegado, y sabiendo que muchos analistas ven ya con buenos ojos volver a renta fija, muchos inversores se están planteando cuál es la montura más adecuada para ellos en este momento, si toca construir cartera, o diversificar el riesgo añadiendo renta fija a un portfolio centrado en bolsa. Ya se pueden coger las riendas en un mercado que ofrece un 4% de rentabilidad a vencimiento, e incluso más, si uno sabe dónde mirar.

Hay muchas categorías diferentes en las que se puede segmentar el mercado de renta fija. En este caso, se han seleccionado cuatro: además de la referencia de deuda mundial, que ayuda a entender cómo está el mercado en su conjunto, hay otras tres razas de caballos que se pueden elegir ahora para montar.

La deuda soberana, un caballo percherón, que incluso se denomina libre de riesgo en el caso de los bonos de Estados Unidos. Quizá es más lento que otras razas equinas, pero es una montura estable, poco propensa a dar sustos a los inversores, ya que suele servir como refugio en los momentos de mayor volatilidad para los mercados.

Y ahora, con el miedo a la recesión aumentando entre los inversores (las últimas encuestas a gestores de Bank of America lo han dejado claro), protegerse con renta fija cobra cada vez más sentido. "Lo que está moviendo a los mercados de deuda actualmente (el miedo a la inflación y el endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales), podrían sustituirse pronto por los miedos a la recesión, lo que incrementaría la presión a la baja para los intereses de la deuda [lo que supone subidas de precio]", explica Gergely Majoros, miembro del comité de inversión de la gestora Carmignac.

Ahora, el índice de Bloomberg de deuda soberana ofrece una rentabilidad del 3%, después de dejar pérdidas de casi el 22% en lo que va de año, el peor ejercicio de la historia.

En el otro extremo se encuentra la deuda sin grado de inversión, también conocida como high yield, o bonos basura. Se trata de una montura que tiene visos de dar algún susto a los inversores, ya que sufre de una mayor volatilidad que otros bonos de menos riesgo, aunque los compensa con una rentabilidad a vencimiento muy superior a la media del mercado de deuda: el índice de Bloomberg de este tipo de bonos ofrece ahora un 10% de rentabilidad a vencimiento, aproximadamente, y eso que ha sufrido menos caídas por precio que el resto de bonos, con pérdidas del entorno del 17,3% desde que comenzó el año.

Entre estos dos tipos de deuda se encuentra el mercado de bonos corporativos, y aquí, según los analistas, es donde más debería buscar el inversor, una montura que ofrece un equilibrio sano entre rentabilidad y riesgo. El índice de deuda mundial corporativa ha caído un 19,3% por precio este año, y la rentabilidad a vencimiento se ha incrementado hasta el entorno del 6%.

Con las expectativas de inflación en el 2,3% para la zona euro (la inflación que descuenta el mercado para el lustro que empieza dentro de 5 años), la rentabilidad real de este selectivo es de casi 4 puntos porcentuales, y eso si el inversor se mantiene tranquilo y aguanta los títulos hasta su vencimiento (suponiendo que el mercado acierte y la inflación se mueva en el entorno previsto).

El corporativo, en el punto de mira

La renta fija soberana no es el único tipo de deuda que suele proteger a los inversores en momentos complicados. Desde Schroders, Julien Houdain, responsable de crédito europeo de la gestora, defiende el atractivo de la deuda corporativa como elemento de protección para los inversores. "El crédito ofrece una compensación atractiva", explica el experto. "Nunca ha estado tan barato, y la oportunidad ha estado ahí desde junio, ya que descontó esta desaceleración antes que otras clases de activos", señala el gestor.

"Actualmente los rendimientos ofrecen una buena protección a los inversores", y añade cómo "es posible construir una cartera diversificada, con una calificación crediticia media de grado de inversión, que ofrezca cerca del 8%, y eso es en un fondo con liquidez diaria", señala. El escenario que presenta Houdain era impensable hace apenas 11 meses, cuando el mercado de renta fija era un erial de rentabilidades bajas, o incluso negativas en buena parte del espectro global de deuda.

Con todo, teniendo en cuenta la variedad que existe en el mercado de deuda corporativa, desde la gestora avisan de la necesidad de elegir bien qué tipo de bonos incluir ahora en cartera, lo que incrementa el valor de una buena gestión activa por parte de los gestores.

"Sigue siendo importante ser selectivo y entender la diferencia entre impactos cíclicos y estructurales. Algunas empresas, como las del sector de las telecomunicaciones, han alcanzado un alto nivel de apalancamiento que no se percibía como un problema en un entorno de tipos bajos. Las telecomunicaciones suelen considerarse un sector defensivo, pero dejarán de serlo así cuando tengan que refinanciar esa deuda a un tipo de interés del 5%, en comparación con los niveles mucho más bajos que prevalecieron en la década pasada. Eso es un impacto estructural", avisan.

Bert Flossbach, cofundador y gestor de Flossbach Von Storch coincide en señalar el corporativo como el caballo ganador para los inversores en este momento. "Los rendimientos de la mayoría de los bonos corporativos han subido incluso más que los de los bonos del Estado", explica, y considera que "aunque la protección contra la inflación no está garantizada, es probable que algunos rendimientos nominales sean lo suficientemente altos como para garantizar la conservación del capital real, incluso si las tasas de inflación son más altas que en el pasado", señala el experto, y termina destacando cómo "una selección de bonos de emisores sólidos con un plazo medio de algo menos de cinco años hasta la fecha de amortización ofrece ahora un rendimiento de alrededor del 7%, frente al 2% a principios de año".

Con una recesión en Europa como el escenario principal para la mayor parte de analistas de cara a los próximos meses, algunos gestores hacen hincapié en la necesidad de incluir deuda de buena calidad en la cartera, y evitar los bonos de más riesgo. Es el caso de Amundi AM, quienes destacan cómo "estamos enfocados en la parte de mayor calidad en el crédito, debido al deterioro de las perspectivas económicas", y reconocen que "las valoraciones ahora son atractivas, en particular en el mercado con grado de inversión".

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