Ana López Álvarez-Quiñones
Madrid, 15 dic (EFECOM).- Bancos, cajas de ahorros, financieras y reunificadoras de deudas se han lanzado de lleno este año al suculento negocio del crédito, para exprimir al máximo el afán consumista que afecta a buena parte de la sociedad española y sacar partido, de paso, al incremento del precio del dinero.
Aunque los tipos de interés llevan un año al alza, las familias españolas aún no han pisado el freno y siguen solicitando financiación de todo tipo, como si con ellas no fuera la cosa, hasta el punto de que, a cierre de septiembre, acumulaban deudas por valor de 750.000 millones de euros, según datos del Banco de España.
De esa cantidad, 550.000 millones de euros eran hipotecas para la adquisición de vivienda, mientras que casi 200.000 millones correspondían a créditos personales para consumo en sus distintas modalidades, que habían aumentado el 17,1 por ciento con respecto al tercer trimestre de 2005.
El nivel de gasto de las familias españolas es cada vez más elevado y el 53,1 por ciento de ellas tienen dificultades para llegar a fin de mes, según la última encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), un dato que, pese a ser preocupante, es inferior en un 0,64 por ciento al publicado un año antes.
¿Y qué significa esto?. Según los analistas consultados supone que, o bien la economía no va tan bien como dicen y el sueldo de la inmensa mayoría de los españoles no llega para ahorrar, por lo que se recurre cada vez más al crédito, o bien que nos hemos acostumbrado a consumir por encima de nuestras posibilidades.
Las entidades, las financieras por un lado y las no financieras por otro, se han dado cuenta de ello y han empezado a bombardear a los consumidores con sus ofertas, nada baratas, por cierto.
Un sector que ha crecido mucho este año es el de las financieras, los llamados Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que no son bancos, porque no pueden captar fondos, sino sólo prestarlos.
Entre ellos, destaca Cofidis, Mediatis o Cetelem y se caracterizan por dar créditos rápidos con tipos de interés que en muchos casos superan el 20 por ciento.
En palabras de Juan Sitges, responsable en España de Cofidis, uno de los líderes del sector, el éxito de las financieras en España radica en que la sociedad española se ha "americanizado" mucho, de forma que mucha gente "vive al día", y cuando necesita fondos, "tira de tarjeta o acude a entidades como nosotros", explicó.
Para no quedarse atrás, tras la llegada de estas financieras, los principales bancos y cajas del sistema financiero español, siempre al acecho de nuevas oportunidades, se han empleado a fondo este año en este negocio, para sacar tajada del dinamismo crediticio actual, que afecta tanto al crédito rápido como al "lento", es decir, al de toda la vida.
Sin embargo, de momento, no han considerado necesario rebajar los elevados intereses que cobran las financieras para conquistar a los clientes y se han unido al carro de los tipos superiores al 20 por ciento.
Este afán consumista también ha dado lugar a la creación de un nuevo tipo de negocio en España, el de las refinanciadoras o reunificadoras de deudas, que hasta hace muy poco apenas existían, y que aún están por regular, con la consiguiente preocupación del Banco de España y del sector en general.
Según un estudio de la consultora experta en franquicias Tormo & Asociados, este año se ha más que duplicado el número de franquicias independientes dedicadas a la intermediación financiera, que ya se acercan al medio centenar, con una red de 3.200 oficinas, bastante espectacular si se tiene en cuenta que el negocio es relativamente nuevo.
Las organizaciones de consumidores y usuarios han alertado en varias ocasiones sobre las reunificadoras, entre ellas la OCU, que ha advertido a los usuarios de que tengan cuidado con las elevadas comisiones de hasta el 7 por ciento que cobran estas empresas, por unos servicios que el propio usuario puede llevar a cabo, en cuanto se tome el tiempo de hacer un recorrido comparativo por varias entidades financieras.
Y mientras tanto, el Banco de España no se cansa de pedir prudencia a los usuarios y transparencia a las entidades que conceden créditos, con el objetivo de que sus clientes tengan toda la información posible a la hora de pedir uno, para poder decidir.
Pero, aunque forman parte del sector, las reunificadoras, como reconoce la propia entidad, no son asunto suyo, porque aún no se sabe qué organismo se encargará de supervisarlas, ni cuándo serán reguladas, algo que el sector pide a gritos desde hace meses. EFECOM
ala/vzl/rl
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