
El hundimiento del mercado de las criptomonedas de estas semanas abre dos grandes escenarios, que los expertos no paran de discutir. Uno es que todo este mundillo sea poco más que una versión digital e internacional de Forum Filatélico, una burbuja especulativa sin ninguna utilidad, y que de sus cenizas no quede mucho más. La otra es que sea una versión de la burbuja de las puntocom de principios de siglo, y que las firmas que hayan sido capaces de usar el dinero invertido masivamente en estos años para desarrollar una tecnología que sirva para algo útil y tenga aplicaciones comerciales estén cultivando un negocio multimillonario para el futuro. Esta es la apuesta del vicegobernador del Banco de Inglaterra (BoE), Jon Cunliffe.
"La analogía para mí es el auge de las puntocom, cuando de golpe se borraron del mercado cinco billones de dólares" a principios de los 2000, dijo Cunliffe en el Point Zero Forum en Zúrich el miércoles, recogido por la agencia Bloomberg. "Muchas empresas desaparecieron, pero la tecnología que se había desarrollado perduró. El dinero regresó 10 años después, y las firmas que sobrevivieron a la gran purga inicial, como Amazon y eBay, se convirtieron en los dominantes", recordó.
La gran diferencia es que firmas como aquellas, que sí sobrevivieron, tenían un modelo de negocio y una demanda reales, y su éxito no se basaba en la mera especulación, como ocurrió con numerosas empresas que nadie sabía muy bien a qué se dedicaban ni cómo esperaban obtener ingresos -como Worldcom o pets.com- y cuyo valor bursátil se basaba más bien en la manía desatada por el cambio de paradigma, y que desaparecieron en cuanto la manía se enfrió. Una situación muy parecida a la de muchas criptomonedas actuales, cuyo valor depende más de la mera especulación que de ningún modelo de negocio real: Coinmarketcap registra 10.000 'criptos' en el mercado actual, la inmensa mayoría con valoraciones microscópicas y ningún uso conocido.
Cunliffe destacó que la tecnología criptográfica y el concepto de las blockchains tiene "enormes aplicaciones y potencial dentro del sector financiero", a pesar de que el mercado se tambalea en este momento. "Pase lo que pase en los próximos meses con los activos criptográficos, espero que la tecnología de fondo continúe". dijo Cunliffe. "Tiene la posibilidad de crear grandes eficiencias y cambios en la estructura del mercado".
Una de las grandes claves de este aspecto es que no hay ninguna garantía de que el bitcoin, o cualquier otra criptomoneda en concreto, sobreviva o tenga éxito a largo plazo. Para Cunliffe, lo importante es el concepto del blockchain, que puede ser replicado o mejorado por otros participantes en el futuro, y estos pueden ser los que finalmente den con el botón y acaben construyendo un sistema financiero nuevo que sí logre reemplazar al actual. Sin ir más lejos, el BoE está desarrollando su propia criptomoneda oficial, y espera tener preparado un documento de consulta a fines de año.
¿Una libra digital?
Una cuestión clave que se está investigando aún es si crear una criptodivisa totalmente independiente que pueda ser convertida por dinero fiduciario o simplemente "algo que sea lo suficientemente flexible" para ser utilizado como una 'stablecoin' atada a la libra esterlina de forma privada.
"La pregunta es, ¿es mejor tener 'monedas estables' privadas que puedan estar más optimizadas en ciertas áreas, y que luego se vinculen al registro del banco central de alguna manera? ¿O deberíamos proporcionar la base para que otros construyan sus propios sistemas sobre ella?", se preguntó Cunliffe.
La gran pregunta filosófica a la que se enfrentan los reguladores es si permitir un "sistema completamente descentralizado", lo que significaría regular el código de IA que sostiene la tecnología criptográfica. "Tengo la misma confianza en que eso funcione que en un avión sin piloto o un coche sin conductor", dijo. "Quiero saber quién tiene la responsabilidad, por si el algoritmo tiene un error y me acabo estrellando".