En los últimos seis meses, los principales mercados bursátiles se han desplomado debido al temor a que una subida de tipos de interés desencadene en una recesión en Europa y Estados Unidos. Este lunes, después de que el principal índice de Wall Street, el S&P 500, perdiese un 3,88%, los titulares de los principales medios lo anunciaban oficialmente: los inversores están en territorio de osos, el llamado bear market.
El bear market (mercado del oso, en inglés) es una analogía animal que relaciona al mercado bursátil con la hibernación del oso, es decir, que los inversores han pasado a retirar su dinero de los mercados a la espera de que capee el temporal.
Técnicamente, el bear market comienza cuando la bolsa pierde un 20% de su valor en un determinado periodo de tiempo. En este caso, el S&P 500 ha perdido cerca de un 22% entre el 3 de enero y el 13 de junio.
El S&P 500 es un índice que recoge la evolución del precio de las acciones de las 500 mayores empresas de Estados Unidos, como Apple, Google, Tesla, Coca-Cola o Visa. Por eso, cuando se desploma en apenas seis meses, se dice que el mercado ha entrado en modo hibernación.
No obstante, el resto de índices y bolsas no han sufrido de una manera tan abrupta la inflación y la guerra en Ucrania. Por ejemplo, el Ibex 35 ha perdido este año un 5,3%, mientras que la bolsa de París y de Fráncfort han caído cerca de un 15%.
Como antíteisis al bear market, se habla del bull market (mercado del toro), aquel en el que la bolsa se dispara más de un 20% tras un periodo de contracción. También es conocido el mercado de corrección, que se da cuando un índice cae un 10% o más en un periodo corto de tiempo porque los analistas calculan que las empresas que lo componen estaban sobrevaloradas en bolsa.
¿Por qué se da el bear market?
El valor de un índice bursátil, por ejemplo, el S&P 500, representa las expectativas que los accionistas tienen sobre las empresas que lo conforman. Si se espera que estas firmas cierren el año con buenos resultados, más inversores apostarán por ellas, pero en este momento ocurre lo contrario.
La fortísima inflación, la guerra en Ucrania y el empeoramiento de la economía china auguran una caída del consumo para 2022. Al mismo tiempo, los bancos centrales ya han anunciado -y continuarán anunciando- drásticas subidas en los tipos de interés, lo que reducirá el acceso al crédito para las empresas y complicará que estas puedan invertir en expandir su negocio. Este panorama provoca que los inversores saquen su dinero de las grandes empresas para moverlo a mercados más seguros. Es decir: han puesto su dinero a hibernar.
James Chen, editor en Investopedia, explica que cuando el miedo a una recesión se apodera del mercado, los inversores huyen en masa de la bolsa y puede pasar un periodo largo de tiempo hasta que regresen. "El comportamiento de rebaño, el miedo y la prisa por proteger las pérdidas, pueden conducir a períodos prolongados de precios deprimidos de activos".
El experto explica en un artículo que los desencadenantes más comunes de un periodo de bear market es la ralentización de la economía, una guerra, una pandemia o el pinchazo de una burbuja financiera o la subida de los tipos de interés. De hecho, no es necesario que ocurran cualquiera de esas situaciones, la simple expectativa de que vayan a ocurrir puede bastar para provocar una espantada de los inversores.
En Europa, por ejemplo, el Banco Central Europeo no confirmó hasta la semana pasada la subida de los tipos de interés, pero las empresas cotizadas del continente llevan meses perdiendo valor a la espera de que finalmente el BCE se decidiese a tomar medidas para frenar la inflación.
¿Y qué es el bull market?
Cuando la situación es la inversa, se dice que el mercado está en modo toro (bull market). Esta analogía representa la embestida del animal, y se relaciona con subidas rápidas y fuertes del valor de las acciones. Concretamente, se trata de un incremento del 20% de un índice bursátil tras dos caídas consecutivas del 20%.
Adam Hayes, también editor de Investopedia, subraya que el bull market es extremadamente difícil de predecir, y no suele detectarse hasta que ya está ocurriendo.
Desde el punto de vista macroeconómico, los mercados toro suelen ir acompañados de grandes crecimientos de PIB, así como de caídas en el número de parados. También coinciden con periodos de gran consumo por parte de los ciudadanos y de una oferta reducida, lo que provoca el aumento de los precios y el alza de los márgenes y los beneficios empresariales.