
El mercado de renta fija ha retomado en los últimos dos días las rápidas caídas que están siendo características este año.
Después de dar un respiro a los inversores la semana pasada, las ventas han vuelto a imponerse con rotundidad, tanto que el bono estadounidense con vencimiento a 10 años, el activo libre de riesgo de referencia en todo el mundo, ha vuelto a tocar el 2,6% de rentabilidad, algo que no sucedía desde marzo de 2019.
Las expectativas de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) están inyectando gasolina a las ventas de bonos. El martes, Lael Brainard, miembro del consejo de gobierno de la Fed, reconoció que el organismo va a continuar subiendo los tipos de interés de forma "sostenida" y, lo que es más novedoso, avisa que el proceso de reducir el balance de activos de la institución empezará "el mes que viene", algo que todavía no se ha confirmado ni se había comunicado por parte del organismo.
Con la Fed dando el pistoletazo de salida a un proceso de subidas de tipos que ya promete 10 subidas de 25 puntos básicos en 2022, y habiendo cerrado por completo el grifo de las compras de deuda el mes pasado, las perspectivas para la renta fija no son nada halagüeñas.
Las ventas han desembocado en un incremento de las rentabilidades a vencimiento de los principales títulos de deuda pública del mercado. Al margen del bono estadounidense, a media sesión de Wall Street, el bono alemán se movía en el entorno del 0,65%, máximos desde 2018; el español, por su parte, alcanzaba el 1,65%, un nivel que no visitaba desde diciembre de ese mismo año, el bono francés llegaba al 1,18%, máximos desde 2015 y el italiano llegaba a tocar el 2,33%, una rentabilidad que no alcanzaba desde 2020.
Las actas de la Fed
Ayer, poco antes del cierre de la bolsa estadounidense, la Fed publicaba las actas de la reunión de marzo, el encuentro en el que decidieron subir los tipos de interés por primera vez en 39 meses. El documento dejó dos conclusiones interesantes. La primera es que James Bullard, quien abogó por subir los tipos 50 puntos básicos, en lugar de 25, como finalmente se acordó, no está tan sólo como parece.
"Muchos miembros señalaron que habrían preferido una subida de 50 puntos básicos, pero que, en vista de la incertidumbre que ha generado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, decidieron que una subida de 25 puntos básicos era más apropiada", explica el documento.
La otra conclusión que han dejado las actas es que, como ha adelantado Brainard esta semana, la Fed está preparándose para empezar a reducir el balance de activos el mes que viene. "Todos los miembros estuvieron de acuerdo en que la inflación y el mercado laboral exigen que haya una reducción del balance de activos tan pronto como en mayo", señalan las actas.
Además, también hubo unanimidad entre los miembros de la Fed en que, en esta ocasión, el proceso de reducir el balance tiene que ser más rápido que en el pasado. "El ritmo debería ser mayor que el que hubo en el periodo 2017-2019", destaca el documento.
El peligro para la bolsa
La subida de rentabilidades a vencimiento en los principales bonos soberanos puede terminar siendo un problema para la renta variable, ya que los intereses que ofrecen los bonos se empiezan a asomar como una alternativa interesante a la bolsa. Las rentabilidades negativas, al menos por ahora, empiezan a ser un capítulo pasado de la historia de los mercados, y algunos inversores empiezan a plantearse regresar a la renta fija después de la corrección que ha tenido lugar en los dos últimos años.
De hecho, sólo hay que remontarse hasta finales del año 2018 para recordar el impacto que tiene la subida de las rentabilidades del bono estadounidense en el principal índice bursátil del país, el S&P 500. En septiembre de ese año el título de deuda americana batía el 3% por primera vez en varios años, y la reacción del índice de bolsa estadounidense no se hizo esperar: desde los máximos que tocó ese mes sufrió una corrección de casi el 20% en apenas un trimestre de recorrido.
Sergio Ávila, analista de IG, advertía a mediados de febrero cómo "a medida que suben las rentabilidades de los bonos, estos son más interesantes en detrimento de la renta variable. Si son más atractivas que las rentabilidades por dividendo, puede que veamos un trasvase de dinero", explicaba.
Esta comparación entre la rentabilidad que ofrece el bono americano y la de los dividendos de la bolsa estadounidense es ahora sangrante: según el consenso de mercado que recoge Bloomberg, para el S&P se espera una rentabilidad media por dividendo del 1,56% para el año 2023, mientras que el bono se asoma cada vez más rápido al entorno del 3%.