
El mercado calienta motores para recibir al primer gran estreno del año y sigue cumpliendo el ritual de cada colocación. El próximo paso será conocer el folleto de la salida a bolsa de Ibercaja que se espera para el lunes o martes de la próxima semana, sin llegar a agotar el plazo de quince días desde que el pasado jueves la entidad anunciara su decisión (después de dos años retrasándola) de cotizar en el parqué nacional.
Fuentes conocedoras de la operación insisten en que el objetivo de Ibercaja es aprovechar esta primera ventana de oportunidad que ofrece el año y hacerlo lo antes posible, aunque, como en todo, la rapidez en la salida dependerá del rango de precios. La entidad espera estar admitida a cotización a finales del mes de febrero, tras un roadshow que será breve entre los inversores y que no agotaría, en todo caso, el plazo disponible de un mes de la publicación del folleto y comenzar a cotizar. Fuentes del mercado creen que la dirección de Ibercaja será "flexible" en lo que respecta al rango de precios y consideran que la demanda está garantizada ante un momentum de mercado que es "propicio" para el sector.
Tomando como referencia a sus comparables más directos, Ibercaja alcanzaría una valoración en bolsa próxima a los 1.400 millones de euros -con una parte alta en los 2.000 millones de euros, aunque el mercado descarta esta opción-. Para ello se le aplicaría un descuento medio de casi el 60% sobre su valor en libros (por encima de los 3.300 millones de euros, según los últimos datos disponibles a cierre del tercer trimestre de 2021), que es la media de los múltiplos a los que cotizan Banco Sabadell, Unicaja y CaixaBank en la actualidad.
La última salida a bolsa en España que protagonizó un banco fue en 2017 con Unicaja. Por aquel entonces, la entidad se colocó con un descuento del 35% sobre el valor de sus fondos propios, con 1.700 millones de euros de capitalización y en la parte baja del rango. De hecho el paralelismo con la operación que protagonizará Ibercaja es muy elevado ya que se trata de dos entidades con una volumetría similar (en el momento de la ops) y en manos de una fundación que busca colocar parte de su papel entre los inversores para rebajar su participación. En el caso de Ibercaja, la Fundación, según lo anunciado, pasará de controlar el 88% al 46,09%.