El mal año que ha vivido la renta fija en 2021 no va a ser el último. La corrección que han experimentado los precios de los principales bonos soberanos en los últimos 12 meses no ha sido suficiente para que las valoraciones de los bonos vuelvan donde deben estar, a juicio de los expertos.
La vuelta de la inflación no ha sido suficiente para que las rentabilidades vuelvan a un terreno más normalizado (el inversor que compra un bono con una rentabilidad inferior a la tasa de inflación, y se queda a vencimiento, pierde poder adquisitivo), pero cuando los inversores han empezado a ver las orejas al lobo, y han empezado a asumir que los bancos centrales ya no soportarían la renta fija como lo han hecho en los últimos años, las ventas han empezado a acelerar.
Este es el escenario que se espera para 2022: los comisarios de carrera, los que tienen en su mano el destino de los corredores y de la competición, los señores del dinero, en definitiva, los bancos centrales, van a seguir retirándose, y sin su apoyo no hay nada que justifique que haya bonos que ofrezcan rentabilidades negativas, como ocurre todavía hoy con el título alemán a 10 años.
Las pérdidas parecen aseguradas, o así lo creen los analistas. Según el consenso de mercado que recoge Bloomberg, con los bonos de referencia, con vencimiento a 10 años, de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, España, Italia, Francia, Portugal y Japón, el inversor se enfrentará a pérdidas del 3,85% por precio en 2022.
El título para el que se esperan mayores caídas es el portugués, con un 7,8% de pérdidas estimadas el próximo año, y en segundo lugar se encuentra el estadounidense, para el que los analistas esperan caídas del 4,9% en el mismo periodo, eso sí, en este caso sin contar con el efecto divisa.
Para el bono británico las caídas previstas son del 4,8%, para el francés del 4%, para el alemán del 3,7%, para el español del 3,5%, para el italiano del 1% y para el japonés del 0,8%.
El título alemán, el bono de referencia por excelencia en Europa, los analistas esperan que vuelva a ofrecer, el año que viene, una rentabilidad positiva a vencimiento por primera vez desde mayo de 2019, ya que prevén que termine el ejercicio en el entorno del 0,08%, desde el -0,31% en el que cotiza actualmente. En cuanto al español, su rentabilidad escalará hasta el 0,81% a cierre del próximo año, casi 40 puntos básicos por encima del 0,44% en el que se mantiene ahora.
El adiós de los bancos centrales
Aunque los principales bancos centrales occidentales, la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), han dilatado hasta más no poder la retirada de estímulos, parece que la decisión no podrá retrasarse más, y será en 2022 cuando asistiremos al inicio del proceso de retirada de los estímulos que se activaron para contrarrestar el impacto de la pandemia.
Los miembros de la Fed en la reunión de diciembre incluso han superado las expectativas que se manejaban para el año que viene. El consenso esperaba, y sigue haciéndolo, dos subidas de tipos en Estados Unidos en 2022, pero los miembros de la institución creen que la tasa que marca el precio del dinero en el país se incrementará en tres ocasiones. Este, de hecho, es el ritmo al que la institución subió tipos en la última etapa en la que lo hizo, ya que llevó a cabo 9 incrementos en 3 años, entre 2015 y 2018.
Para el Banco Central Europeo no se espera ningún incremento de tipos el año que viene; su plan de ruta, en cambio, pasa por desmantelar, poco a poco, las compras de deuda que ha llevado a cabo desde que empezó la pandemia. El PEPP, como se ha denominado a este programa, terminará en marzo del año que viene, pero parte de sus compras se mantendrán vivas en el APP, otra herramienta similar con la que el BCE continuará comprando bonos el año que viene, aunque a menor ritmo que en la actualidad.
Lo más importante para los mercados, especialmente los de renta fija, es que no haya sorpresas por parte de los bancos centrales. La Fed ha telegrafiado bien su calendario, y el BCE también lo ha hecho, pero cualquier cambio, o aceleración en la retirada de estímulos, podría suponer un trauma importante para los bonos, e incluso, según apuntan algunos expertos, para la bolsa. "Según el consenso y de acuerdo con él, podría ser en el 2% o en el 2,25% del bono de EEUU. Si se rompe claramente ese nivel y es liderado por el tipo real creemos que puede empezar a friccionar con activos de riesgo", explican desde Imantia Capital.
Eso sí, tampoco se debe descartar un escenario en el que los bonos incrementan su rentabilidad lo suficiente como para poder plantearse volver a incluirlos en la cartera en algún momento del año que viene, pero, hasta entonces, la renta fija promete pérdidas. "Aunque tiene que llegar la subida de tipos, y en la media que vaya llegando nos vamos a encontrar por fin, después de muchos años, con un escenario en el que las carteras de renta fija tendrán rentabilidad", recuerdan desde Imantia.
Dónde buscar en renta fija
Para aquellos inversores que quieren centrarse en renta fija, y prefieren evitar otro tipo de activos como es la renta variable (para la que los analistas son más favorables, en general, de cara al año que viene), hay algunos bonos que siguen siendo atractivos para los expertos. La pregunta que muchos gestores se plantean es, ¿Dónde conseguir rentabilidad en renta fija, sin asumir un riesgo excesivo? Y la respuesta, para muchos de ellos, está en unos títulos muy concretos: bonos ligados a la inflación, deuda de mercados emergentes, y también del sector financiero, un tipo de bonos que los gestores han favorecido en gran medida en los últimos años, por ser uno de los pocos nichos de rentabilidad que quedaban en el mercado.
"En el contexto que esperamos para el año que viene nos gustan los bonos ligados a la inflación, ya que protegerán al inversor del incremento de los precios. El otro activo que creemos que funcionará bien son los bonos de mercados emergentes. Frente a las rentabilidades negativas en los mercados tradicionales, los desarrollados, con los emergentes se pueden conseguir rentabilidades reales del 2% y hasta del 3%", explican desde M&G, quienes reconocen, eso sí, que "va a haber volatilidad si se invierte en deuda emergente, pero para nosotros parece el mejor lugar en el que encontrar valor en renta fija en este momento", señalan.
Otra idea clave que se repite entre los analistas es centrarse en duraciones cortas. Alejando Arévalo, responsable de deuda de mercados emergentes en Jupiter AM, se inclina por "el high yield frente al grado de inversión, y sobre todo, duraciones cortas", señala.