
La retribución al accionista en 2021 en la bolsa española aumenta un 4,7% hasta noviembre respecto al mismo periodo del año anterior, según el Informe de Mercado de BME. Este incremento se produce gracias a la vuelta de las compañías al dividendo en efectivo, que creció hasta noviembre un 13% sobre los 11.570 millones y la devolución de primas de emisión, que se multiplican por diez.
Hasta noviembre se habían distribuido 17.082,65 millones de euros entre los accionistas de todas las compañías cotizadas de la bolsa española, a través de las cuatro fórmulas más usadas por las empresas cotizadas para repartir beneficios retenidos con sus accionistas: dividendos en efectivo, dividendos satisfechos con acciones (scrip), devolución de primas de emisión y reducción de capital con devolución de aportaciones.
Los dividendos repartidos habrían alcanzado los 15.744,55 millones de euros, un 2,62% menos que en 2020. Sin embargo, grandes empresas como los principales bancos españoles, Santander y BBVA, constructoras como Neinor o Metrovacesa o SOCIMIs como Merlin, han optado este año por hacer grandes pagos a través de la devolución de primas de emisión hasta alcanzar este capítulo en el mercado los 1.332,54 millones de euros hasta noviembre (10 veces más que el pasado año). Se han realizado 25 pagos por esta vía frente a 15 en 2020.
También las grandes y medianas cotizadas han vuelto a incrementar el pago de dividendos en efectivo. En concreto, alcanza una cifra de 11.570 millones, que supone un 13% respecto al acumulado hasta cierre de noviembre. El volumen se ha visto impulsado por la recuperación del pago de dividendos de las entidades bancarias cotizadas tras la autorización del BCE.
"Las compañías españolas cotizadas con mayor tradición en términos de políticas retributivas generosas han buscado fórmulas para mantenerlos en lo posible o volver a su filosofía tras las anomalías impuestas por las circunstancias en 2020", comentan desde BME.
Las cotizadas intentan devolver el brillo a la rentabilidad por dividendo tras un desplome histórico en lo que va de año. A cierre de octubre se sitúa al 2,8%, frente al histórico 4% que registra de promedio mensual en los últimos 35 años. La recuperación bursátil que ha experimentado las mayores compañías del mercado español y que suelen tener el dividendo más potente y la bajada de retribución, como la abordada por los bancos, afectan directamente a este ratio. Desde hace años el mercado español lidera de forma mantenida entre las bolsas desarrolladas en rentabilidad por dividendo al ser uno de los atractivos del mercado para los inversores internacionales.
El scrip o dividendo en especie, que durante muchos años ha sido la estrategia defensiva de las cotizadas para mantener la retribución del accionista al no desprenderse de capital, ha sufrido una caída del 30% hasta los 4.173 millones. Esta fórmula llegó a suponer más del 40% del volumen total repartido en dividendo y en 2020 volvió a escalar al 35%, tras caer a poco más del 10%.
La retribución del accionista se completa con 5,5 millones procedentes de una reducción de nominal y eso explica el crecimiento del agregado un 4,68% en el año. Este aumento es del 6,06% si consideramos exclusivamente los pagos de todo tipo realizados por las empresas cotizadas en el Mercado Continuo. La recompra de acciones también se abre paso aunque las mayores cifras se esperará para 2022.
Con los planes de recompra comunicados hasta la fecha en 2021, es probable que al cierre del ejercicio se alcancen o superen los 4.000 millones de euros amortizados. El actual récord anual en España se dio en 2019 con 6.700 millones. A cierre de noviembre se contabilizaban ya 3.233 millones de euros correspondientes a la amortización de 375 millones de títulos de 13 empresas cotizadas. Lo que se conoce que queda por venir entre año y el primer trimestre de 2022 hace pensar que se amortizarán acciones por cerca de otros 4.000 millones de euros en los próximos 4 meses, especialmente debido a los programas comunicados por Arcelor, Santander y BBVA, pero no solo.
De esta manera, las cotizadas españolas se suman a la forma más tradicional que tienen las compañías de EEUU para premiar a sus accionistas. Entre enero y septiembre de 2021 el volumen de acciones amortizadas alcanzó los 640.000 millones de dólares en los parqués de Nueva York, más del triple respecto a 2020. En Europa, también está empezando a arraigar. En los nueve primeros meses se ha duplicado hasta los 152.000 millones de euros, el mayor importe desde 2007.
Es cierto que no siempre las recompras tienen el fin último de retribuir al accionista, pero sí suele ser lo más habitual y, en todo caso, mientras las acciones permanecen en la cartera de la empresa emisora no reciben dividendos (si estos se producen) por lo que si se reparten estos recaen sobre un menor número de títulos que recibirán una parte mayor del beneficio distribuido. Por ello va acompañada a la amortización previa de acciones propias.
No obstante, no siempre la recompra está destinada a la amortización de los títulos. En ocasiones se utilizan para satisfacer planes de retribución a directivos y consejeros. Y en otras se realizan para ejecutar planes de estabilización y liquidez de la acción en el marco de programas comunicados a la CNMV.