La reforma de los sistemas de pensiones se ha convertido en una cuestión global que están abordando todos los países, en mayor o menor medida, en función del modelo que tienen vigente en la actualidad y su sostenibilidad económica a largo plazo.
Retrasar la edad de jubilación más allá de los 65 años (aunque entre los países de la OCDE se pueden encontrar diferencias importantes en este baremo) es un objetivo que van a tener que acometer todos los gobiernos tarde o temprano, dada la mayor expectativa de esperanza de vida.
En países como España, que cuentan con un fuerte colchón de la pensión pública, ya es un asunto ineludible, aunque solo sea porque Bruselas exige reformas en este sentido para poder acceder a los fondos europeos. El Gobierno de Pedro Sánchez se encuentra en pleno proceso de reforma, mediante el fomento de los planes de pensiones públicos de gestión privada, entre otras medidas, con el que se pretende mediante bajas comisiones incentivar la contratación de estos productos por parte de los trabajadores con el objetivo de que sea el segundo pilar quien sustente a partir de ahora el sistema. Pero de momento se desconoce qué tipo de incentivos fiscales van a tener estos productos para hacerlos más atractivos a los trabajadores, más allá de coste, y a las empresas, para promocionarlos.
"Los planes de pensiones de empleo en Europa están mucho más desarrollados que en España y con unos incentivos fiscales mucho mejores, siendo nuestro país uno de los seis que peor trata los incentivos fiscales a los planes de pensiones dentro del colectivo de los 37 países de la OCDE (menos del 60% del promedio de los existentes en el grupo de la OCDE y el 65% de la media europea). Y también estamos entre los países con peor tratamiento fiscal del rescate de los planes", asegura sabel Casares, secretaria general de Ocopen.
Una de las cuestiones que se han planteado en otros países es la introducción de un sistema de afiliación a los planes cuasi obligatorio, por el cual el trabajador es adscrito a un plan de pensiones de empresa si no dice lo contrario. Aunque el más conocido es el de Reino Unido, que comenzó a aplicarlo en el año 2012, otros países también lo han incorporado en los últimos años, como es el caso de Italia, que lo introdujo mucho antes, en 2007, al igual que Nueva Zelanda, Lituania, Polonia y Turquía.
Aunque en España habría que retocar la Constitución para permitir un modelo similar, el sector siempre ha puesto el ojo en su funcionamiento para analizar cómo se podría implantar en nuestro país. Según el último informe sobre pensiones elaborado por la OCDE, casi la mitad de la población en edad de trabajar en Reino Unido ya está cubierta por un plan de empresa, mientras que en Italia, el porcentaje es menor, de solo el 11%, debido a la alta cobertura del sistema público también. Pero han establecido la conocida como mochila austriaca, por el cual un 6,9% del salario anual de un trabajador se destina a un plan de pensiones complementario o póliza de seguros al finalizar su relación laboral si no dice lo contrario expresamente.
En Reino Unido, los trabajadores también cuentan con el sistema público de pensiones pero la tasa de reemplazo es inferior al 25% (en España es del 72%), por lo que los trabajadores se ven obligados a contar con un plan privado para complementar sus ingresos para la jubilación. El modelo es de adscripción obligatoria para aquellos empleados mayores de 22 años, si no dicen lo contrario, que ganen más de 10.000 libras anuales y descuenta un 8% del salario (entre aportaciones de la empresa y el trabajador) para destinarlo al plan de empresa, por lo que se va acumulando patrimonio en este producto destinado para la jubilación de forma imperceptible.
En Suecia cuentan con un modelo de pensiones basado en un sistema de reparto, que se estructura mediante cuentas nocionales, por el que un trabajador va acumulando parte de su salario anual (en concreto, el 16%, entre aportaciones de la empresa y el trabajador) a lo largo de su vida laboral. Así puede conocer exactamente de cuánto dinero dispondrá en el momento de su jubilación. A partir de los 61 años ya puede jubilarse, pero cuantos más años haya trabajado, más dinero habrá acumulado. Además, existen planes privados puros, en los que se pueden realizar aportaciones del 2,5% del salario y que realizan una gestión activa de este patrimonio. Y existe también una pensión no contributiva para aquellos que no han cotizado lo suficiente.
El sistema de pensiones de los Países Bajos se basa también en la combinación de dos modelos: un sistema público de reparto de prestación definida, que va asociado al salario mínimo y garantiza un ingreso básico en la edad de jubilación, y un sistema de empleo de capitalización, que representa alrededor del 70% del dinero con el que contará un jubilado. Está tan extendido que el 90% de los trabajadores cuenta con un producto de este segmento. Estos productos se están transformando de prestación definida (el trabajador recibe una cantidad predeterminada) a otros de aportaciones definidas, debido a los bajos tipos de interés. Además, también se pueden contratar planes de pensiones individuales.