
En los últimos meses, el capital privado ha sido especialmente activo a la hora de tomar posiciones en las infraestructuras cotizadas, lo que ha cambiado un poco el tablero del juego en el que Alex Araujo, gestor de un fondo especializado de M&G, se mueve desde 2018.
¿Ve alguna oportunidad interesante en algún tipo de infraestructura tras las recientes caídas?
Parece que las infraestructuras de transporte están facilitando oportunidades pero hay que tener mucho cuidado porque, por ejemplo, en los aeropuertos hay mucha incertidumbre todavía sobre cómo y cuándo volverá el tráfico de pasajeros, incluso si se retiran todas las restricciones. También las infraestructuras energéticas están bajo presión, pero aquí sí hay buenas oportunidades porque son negocios con mucha vida todavía por delante.
¿Se está pagando ahora más por los activos debido a la fuerte actividad que tiene el capital privado en este sector?
En realidad son los fondos de pensiones. Lo que es interesante es que estos fondos están pagando primas del 40% por el aeropuerto de Sidney e incluso con ómicron eso no importa porque ellos tienen una visión a 50 o 100 años. El capital privado valora los activos de una forma muy distinta. Nosotros miramos más a corto plazo, los beneficios, el flujo de caja, el sentimiento de mercado de cada momento y ellos más a largo plazo.
¿Cree que una parte de ese interés viene por la visión de que el sector es el sustituto de la renta fija?
Hay un poco de eso, pero también diría que los fondos de pensiones ven la oportunidad igual que nosotros porque la valoración también depende de la liquidez y los activos privados están muy caros. Es también muy democrático porque todo el mundo puede invertir en ellos.
Por países, ¿hay algún mercado especialmente interesante?
Para nosotros es muy interesante Europa ahora mismo por dos razones. Por un lado, las valoraciones son muy atractivas y, por otro, de ahí va a venir el mayor impulso a la transición energética, con un buen apoyo público. El 50% de nuestra cartera está en Norteamérica, donde hay activos de mucha calidad, pero las valoraciones son más exigentes. También Asia es una oportunidad en la que no todos reparan, pero, de largo, el mayor inversor en la transición energética es China, porque quiere ser el líder mundial.
Ha mencionado la inversión en China, ¿solo tiene que ver con este objetivo de descarbonización? ¿Qué otras oportunidades ve en Asia?
La principal exposición en China es en la transición energética pero de varios modos. Por un lado, tenemos el gas natural, que va servir para ayudar a reducir el uso del carbón, como un paso intermedio hacia la renovable. Por otro lado, la inversión en energía solar es clara. No obstante, es un país complicado por la presencia del Estado.
¿Y qué esperan del plan de infraestructuras de EEUU?
Viene por partes. El primer paso engloba el cambio climático. El segundo paso congrega puentes, carreteras y otras infraestructuras. Y nosotros tenemos una muy buena posición para capitalizar esta oportunidad.
¿Cómo se posicionan en infraestructura digital?
El 15% del fondo está en infraestructura digital y la mayoría de ello es en centros de datos y torres de telecomunicaciones, aunque también hay fibra óptica. Cada vez más, las comunicaciones móviles requieren más de este tipo de soporte, especialmente con el desarrollo del 5G. Ahora, se necesitan más torres, especialmente en áreas urbanas, tanto pequeñas como grandes, en los techos de los edificios por ejemplo. Y todo eso necesita estar conectado con fibra, algo en lo que es más difícil invertir y estamos esperando que haya más oportunidades ya que solo tenemos una compañía en Singapur, porque no compramos firmas como Telefónica. Aunque en el futuro podamos ver que sus desinversiones de fibra se aglutinen en alguna empresa, como ya ha pasado con la torres de telecomunicaciones.
¿Qué visión tiene sobre la inflación y cómo condiciona su estrategia?
Estas perspectivas me hacen poner más atención en los objetivos estratégicos, que no son otros que estar en firmas de crecimiento, para compensar la inflación. Cuando vemos riesgo económico, inflacionario, estanflación... nos centramos en áreas que puedan crecer en esa situación, como las utilities. Mi visión personal es que este incremento de la inflación no se va a acelerar más, aunque convivamos un tiempo con estos niveles. La política monetaria, no obstante, está siendo muy prudente en este sentido.
Cuando analiza una compañía, ¿a qué fundamentales le da más importancia?
Nosotros invertimos mucho tiempo en pensar en los flujos a largo plazo, usando descuentos y demás, por lo que a tantos años, no tiene mucho valor hoy. Pero en realidad sí lo tiene. Miro la rentabilidad por dividendo, perspectivas de crecimiento, los riesgos de sostenibilidad, regulatorios, políticos... Es un poco de arte y un poco de ciencia. Atendiendo, por ejemplo, a los aeropuertos, el mercado cotizado ve el valor de un activo, y actúa mientras que el capital privado da a ese valor un 50% más.
¿Cómo ve el sector en España?
Vendimos Naturgy al fondo de pensiones IFM porque pensamos que era un buen precio y nos preocupaba que tras la operación quedase poca liquidez. Seguimos en Ferrovial, que creemos que es una empresa fantástica con activos de mucha calidad. El resto de la exposición que tenemos en España es Endesa a través de Enel.
¿Cómo de importante es el ESG en su estrategia?
Siempre ha sido importante. Este fondo fue el primero en incorporar el ESG al proceso de selección ya que puede condicionar enormemente la viabilidad de cualquier activo, y más a largo plazo. Y especialmente con activos ligados al petróleo, al gas, a la energía nuclear...