Bolsa, mercados y cotizaciones

Pekín calma al 'high yield': baja del 20% de rentabilidad

  • El viernes pasado el índice cerró con una subida de más del 7,2%
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La crisis de Evergrande y la del sector de los promotores inmobiliarios en China siguen siendo uno de los principales peligros a tener en cuenta para la economía del gigante asiático, y para la evolución de sus mercados.

Aunque la compañía ha conseguido evitar la quiebra por el momento, la cuenta atrás para que pague los intereses de uno de sus bonos ha vuelto a activarse. Ahora, además, la frágil situación del promotor inmobiliario se está contagiando a otras compañías del sector, y no solo: la deuda corporativa china de más riesgo, la que no tiene grado de inversión para las agencias de calificación, se ha tensado enormemente en los primeros días de noviembre.

Sin embargo, después de llegar a alcanzar un 24% de rentabilidad a principios de la semana pasada, según el índice de Bloomberg que recoge este tipo de bonos, los ánimos de los inversores se han calmado muy rápidamente. El viernes pasado el índice cerró con una subida de más del 7,2% por precio, en el entorno del 20% de rentabilidad a vencimiento, una ola de compras que ha continuado este lunes, llevando la rentabilidad de este tipo de bonos por debajo del 20% de nuevo.

Detrás de esta oleada de compras en la deuda china de más riesgo se encuentra un mensaje tranquilizador por parte del regulador del mercado del país. La semana pasada, la especulación de que el regulador va a suavizar sus normas que limita la emisión de deuda de corto plazo, en divisa local, por parte de los promotores inmobiliarios chinos.

Se trata de una medida diseñada para mejorar la situación financiera de las compañías del sector, altamente endeudadas, entre las que se encuentra Evergrande. Esta posibilidad ha sido suficiente para que los inversores reduzcan su ansiedad con la deuda high yield china.

Aunque hace semanas se extendió el rumor de que Evergrande podría ser el nuevo Lehman chino, la mayor parte de analistas han dejado claro que se trata de un temor exagerado, y que la situación actual no es, ni mucho menos, parecida a la que había en 2008 en Estados Unidos.

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