
Las dificultades que atraviesa la segunda mayor inmobiliaria china, Evergrande, han llevado a varios analistas a alertar sobre un escenario comparable al que supuso la quiebra de Lehman Brothers en 2008. No hay duda de que las cifras de Evergrande imponen, debido a sus 1.300 promociones por toda China, sus 200.000 trabajadores y, sobre todo, los 300.000 millones de deuda que, como avisó hace semanas, no está en condiciones de devolver.
Con todo, el paralelismo con Lehman, sobre todo, en lo que respecta a su capacidad para crear un nuevo shock económico global, resulta precipitado. La exposición a la ingente deuda que Evergrande arrastra está muy lejos de tener alcance mundial, ya que se concentra dentro de las fronteras del gigante asiático. En segundo lugar, resulta muy dudoso que Pekín se vaya a quedar de brazos cruzados ante la quiebra de un coloso de estas dimensiones. Si la inmobiliaria cae, no sólo lo harán muchas otras firmas de menor tamaño en sus sector. Además, el conjunto del sector financiero chino está en riesgo, ya que asciende a más de 170 el número de bancos domésticos que constituyen el pool de acreedores de la inmobiliaria (a los que se suman otras 120 entidades de crédito de menor tamaño). Es, por ello, muy probable que el Gobierno chino intervenga. Sin duda, sería un error minusvalorar los daños potenciales de la crisis de Evergrande. No en vano se han puesto de manifiesto los riesgos de la burbuja inmobiliaria china; además, resurgen en el mercado los recelos a la exposición a los emergentes.
Sería precipitado concluir que la crisis de la segunda inmobiliaria china constituirá un nuevo 'shock' a escala global
Por todo ello, es posible que las caídas en bolsa europea se prolonguen un 5% más. Con todo, no existen motivos para concluir que es momento de abandonar el mercado.