
No es ningún secreto que las presiones inflacionarias hacen pocas migas con el electorado. En un momento en que el precio de la gasolina tocaba en octubre máximos en siete años y la inflación se remontaba a los albores de la década de los 90, el presidente de EEUU, Joe Biden, busca medidas para controlar esta situación. Si bien pedía al Consejo Económico Nacional fórmulas para paliar el continuo ascenso de los precios, sus miras también se posan en la Reserva Federal.
Randal Quarles anunciaba a comienzos de semana que renunciará a su asiento en el Consejo de Gobierno de la Fed el próximo mes tras completar un mandato de cuatro años como su máximo regulador bancario. Un adiós que abre una tercera vacante a suplir por la Administración Biden. Todo ello en un momento en que la Casa Blanca juega al despiste sobre si volverá a nominar o no al presidente de la Fed, Jerome Powell, durante cuatro años más. Su actual mandato expira en febrero.
Los rumores azuzados por Bloomberg indican que el equipo de Biden habría entrevistado ya a Lael Brainard, gobernadora de la Fed, como su potencial reemplazo. Brainard, quien militó en el Departamento del Tesoro y dio el salto a la Fed de la mano del expresidente Obama, se ha convertido en la favorita del ala más progresista del partido demócrata. Es bien vista por algunos miembros de la Casa Blanca dada su postura tolerante con los precios a favor de un pleno empleo más inclusivo.
Quedarán más plazas vacantes en el banco central y el mercado confía en la reelección de Powell
Es importante no olvidar que la agenda económica de Biden también contribuirá al impulso de los precios. Por lo que el actual escenario no ayuda. El plan bipartidista de infraestructura (1 billón de dólares) podría venir acompañado de un plan de gasto social por valor de 1,85 billones de dólares si los demócratas superan las rencillas internas.
La Fed profesa una estricta independencia pero a veces suplir vacantes invita a una implícita influencia por parte del Gobierno vigente. No debemos pasar por alto que Powell ascendió a la presidencia de la Fed nominado por Donald Trump y la polémica relacionada con las inversiones personales de los altos funcionarios de la red regional de la Fed no ha ayudado al apoyo de su causa entre muchos demócratas.
Aun así, el 70% del mercado apuesta por la reelección de Powell, una decisión que debería materializarse antes de Acción de Gracias. En estos momentos, solo el 20% observa un cambio de guion que encumbre a Brainard a capitanear la Fed. De hecho, algunos consideran que su presencia sería más efectiva tomando el testigo de Quarles como principal supervisora bancaria dentro de la Fed.
"Aunque tanto Powell como Brainard han hecho hincapié en la necesidad de mantener los tipos bajos para cumplir con la meta del pleno empleo, una Fed liderada por Brainard sería significativamente mucho más acomodaticia", confiesa Andrew Hollenhorst, economista jefe de Citi. Desde su punto de vista, si la actual gobernadora de la Fed no es nombrada presidenta será la candidata idónea para ocupar la vicepresidencia de regulación.
No obstante, más allá de Warren, Powell goza de un amplio apoyo bipartidista. Las recientes preocupaciones éticas sobre las inversiones personales de los funcionarios de la Fed formarán parte del proceso, pero es poco probable que sean el factor decisivo dado que se han tomado medidas al respecto. La renominación de Powell es en estos momentos como la decisión más lógica.
Baile de sillas
Además del puesto vacante de Quarles en el Consejo de Gobierno, ya existe una segunda silla libre mientras una tercera quedará vacía en enero, cuando expire el mandato del vicepresidente, Richard Clarida.
Paralelamente, la rotación de miembros con derecho a voto en el FOMC también influirá en el rumbo que puedan tomar las tasas el año que viene. Está previsto que la Fed complete su reducción en la compra de activos en la primera mitad de 2022 y el mercado ya adelanta una primera subida de tipos para el mes de junio.
Inicialmente, los cuatro presidentes regionales de la Fed que tomarán el testigo de voto en el seno de la Fed (San Luís, Kansas City, Cleveland y Boston) son en su mayoría halcones. Ahora bien, la retirada de Eric Rosengren (Boston) por motivos de salud deja todavía la duda sobre la tolerancia que tendrá su reemplazo a las presiones inflacionarias.