Ignacio de Colmenares, presidente de Ence Energía y Celulosa, ha reiterado su confianza en la compañía que dirige (también es consejero delegado). No lo ha hecho con palabras, sino con acciones; literalmente.
Según la notificación que llevó acabo la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado 5 de noviembre, el presidente ha ampliado su posición en el accionariado de la compañía con la compra de 42.000 acciones.
Lo hizo en dos operaciones: una primera en la que adquirió 25.000 títulos a 2,28 euros (57.000 euros de inversión), y otra en la que compró 17.000 acciones a 2,32 euros (39.440 euros), alcanzando un total de 96.180 euros.
De Colmenares confirma con la operación que sigue viendo valor en una compañía que está sufriendo un año complicado en bolsa, con una caída del entorno del 30% de sus acciones.
La compañía ha tenido que provisionar 196 millones de euros para hacer frente al cierre de su fábrica de Pontevedra, después de que el pasado julio la Audiencia Nacional estimase los recursos presentados por Greenpeace y el Ayuntamiento de Pontevedra contra las resoluciones de la Administración central, por las que se acordó otorgar una prórroga de 60 años a las instalaciones. Ahora, el Gobierno plantea ya directamente la posibilidad de demoler la fábrica.
Este traspiés, sin embargo, no es tan grave para la compañía como parecen estar descontando los títulos de la firma, al menos a ojos de su presidente. Es una opinión que comparte el consenso de mercado, ya que su recomendación es una de las mejores de toda la bolsa española, con un 75% de consejos de compra.
De hecho, dejando de lado las provisiones, la empresa ha sido capaz de aumentar sus beneficios, gracias a la recuperación de los precios de la celulosa que se ha producido este año. En el tercer trimestre de este año la compañía presentó un beneficio bruto (ebitda) de 26,9 millones de euros, llevando las ganancias hasta los 85,8 millones de enero a septiembre. Estas cifras suponen un 73,5%más que lo que consiguió el año pasado.