La "masacre absoluta" a la que se enfrenta el sector energético británico ante la subida desbocada de los costes se está sintiendo de lleno en la industria del metal. El presidente de la asociación de manufactureros Make UK, Stephen Phipson, alertó este jueves de la terrible situación a la que se enfrenta el sector, cuyos costes han llegado a cuadruplicarse en cuestión de un mes. "Somos el hazmerreír de Europa", se lamentó.
Como también ha pasado en España, las acereras se han visto obligadas a parar en algunos momentos. Pero las británicas llevan así desde hace seis semanas, con parones de varias horas al día. El director de British Steel, Gareth Stace, se lamentó del aumento desorbitado de la luz. "Hemos pasado de pagar 250 libras el megavatio hora a más de mil el pasado viernes", dijo. "Los picos son increíbles, y son ahora la norma en vez de la excepción. Los precios pueden mantenerse así de altos durante varias horas cada día antes de bajar", momento en el que pueden reiniciar la producción.
El principal problema al que se enfrenta el país, según reconoce Stace, es que su competitividad de ha visto seriamente dañada, especialmente ante sus grandes rivales, como Alemania, cuyos precios son apenas un tercio del que pagan en la isla. "Estamos perdiendo cuota de mercado frente a los productores de acero extranjeros, y en particular a los que están cerca de nosotros porque pueden llevar el acero a nuestros puertos rápidamente. Y no solo es la UE, sino también Turquía". Y los rivales no paran de recordárselo. "Hemos tenido productores de acero que se nos han reído a la cara, diciendo: 'Podemos inundar vuestro mercado de nuestro acero porque somos mucho más competitivos que nunca'", se lamentó Stace.
La situación es especialmente dañina, porque la producción a salto de mata, hora sí, hora no, supone añadir los costes de parada y arranque de las plantas, con el coste adicional de desgastar más los sistemas y emitir más dióxido de carbono que el que emitirían si estuvieran funcionando de forma constante.
Inacción del Gobierno
Make UK se lamenta porque el Gobierno no haya hecho nada, pese a que el ministro de Empresa y Energía, Kwasi Kwarteng, les hubiera prometido intervenir hace ya 10 días. Su miedo, explica Phipson, es que el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, haya decidido frenar la intervención en el mercado y dejar a las empresas solas ante el peligro.
El principal efecto de esta subida de precios se está viendo en la inflación británica: la hostelería ya reporta subidas del 18% en sus costes, y Phipson apunta a que el coste de los materiales que usa la industria ha subido entre un 30% y un 40%. Y lo que es peor: muchas fábricas han decidido pasar las alzas a los consumidores, subiendo los precios de venta. "Eso me dice que ahora se trata de una inflación ya incorporada al producto en vez de un aumento transitorio que desaparecerá con el tiempo", se lamenta. La competitividad británica puede sufrir un golpe a largo plazo.