
Un nuevo estudio ha lanzado una acusación explosiva contra el índice de referencia bursátil más grande del mundo: las principales corporaciones estadounidenses que compran calificaciones a la agencia S&P Global tienen una mayor probabilidad de ingresar en el índice S&P 500, incluso cuando no cumplen con todos los criterios de inclusión.
El borrador de estudio de la Universidad Nacional de Australia y la Universidad de Columbia, prepublicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica, sugiere que las empresas buscan ganarse su favor comprando servicios adicionales a la agencia.
El estudio, titulado "¿Está a la venta la inclusión en los índices bursátiles?" amenaza con avivar la controversia sobre el impacto de largo alcance de este índice, que es seguido por inversores activos y pasivos que mueven 13 billones de dólares en capital. Con cada ajuste se mueven miles de millones de dólares en todo el mundo, y la inclusión o no de una empresa cambia las reglas del juego para los grandes directivos mundiales.
"Es probable que el S&P haya ejercido una discreción no accidental al decidir qué empresas agrega al índice", escribieron en el estudio los autores Kun Li y Xin Liu, de ANU, y Shang-Jin Wei, de Columbia. "Los patrones de datos sugieren que la discreción a menudo se ejerce de una manera que incita a las empresas a comprar servicios a S&P".
En un comunicado, S&P Global tachó el borrador como equivocado. "S&P Dow Jones Indices y S&P Global Ratings son negocios separados con políticas y procedimientos para garantizar que se operen de forma independiente", dijo. "Nuestra gobernanza de índices segrega las actividades analíticas y comerciales para proteger la integridad de nuestros índices. Durante 64 años, el S&P 500 ha proporcionado una referencia independiente, transparente y objetiva del mercado de valores de gran capitalización de EEUU".
Desviaciones
A primera vista, hay una explicación fácil para los resultados del estudio: las empresas en crecimiento normalmente solicitan una calificación crediticia para emitir deuda y financiar su expansión, una medida que puede ayudar a la empresa a entrar en el índice por sus propios méritos. Para obtener una calificación, hay que ir a una agencia de calificación, y no hay muchas donde elegir con rango mundial: S&P es el 33% del trio de gigantes internacionales, junto a Moody's y Fitch, por lo que, por pura probabilidad, una enorme cantidad de firmas van a contratar sus servicios de forma completamente inocente.
Sin embargo, los tres autores descubrieron que, cuando se espera una vacante en el S&P 500, los potenciales aspirantes tienden a adquirir más calificaciones de S&P que de sus dos grandes rivales.
El proveedor del índice utiliza un alto grado de discreción para decidir qué empresas entran en la lista, dijeron los investigadores. Los criterios oficiales del S&P 500 explicaban solo alrededor de un 62% de los integrantes en el período estudiado y solo el 3% de las nuevas entradas. Esos porcentajes son mucho más bajos que los del índice Russell 1000 de Londres, dijeron. "S&P parece desviarse de sus criterios publicados en sus decisiones sobre qué firmas incluir en su índice, mucho más que Russell", asegura el estudio.
Gigante bursátil
Esta acusación se suma al debate sobre el extraordinario poder que ejercen los proveedores de índices en los mercados modernos. Aproximadamente unos 5,4 billones de dólares en activos copian directamente el S&P 500, mientras que otros 8 billones lo usan como punto de referencia, según estimaciones de la propia S&P. Las investigaciones de S&P Global indican que el impacto en los precios de las acciones de las empresas que se unen al S&P 500, el llamado efecto índice, ha disminuido en los últimos años. En otras palabras, hay menos incentivos para que una empresa intente 'trampear' su entrada al club.
Sin embargo, la firma reconoce abiertamente un elemento discrecional para la inclusión de empresas en el S&P 500. El tamaño es un factor importante, al igual que la liquidez y la rentabilidad, y la decisión final la toma un comité de índices. Tesla se derrumbó cuando quedó fuera del punto de referencia en su decisión trimestral, a pesar de que parecía cumplir con los requisitos. Tres meses después, finalmente lo logró, y sus acciones se recuperaron al instante.
El comité del índice tiene como objetivo minimizar la rotación y también tener en cuenta la representación del sector, de acuerdo con la metodología de la firma. Los cambios en la composición del índice se realizan según sea necesario y "los cambios en respuesta a las acciones corporativas y la evolución del mercado se pueden realizar en cualquier momento", dice.
En el estudio, Li, Liu y Wei dijeron que no está claro si los ejecutivos y empleados de la sección de servicios financieros de la empresa interactúan con el comité bursátil y cómo lo hacen. "Hasta ahora, la literatura existente aún no ha investigado la objetividad de la composición del índice y el posible conflicto de intereses en las decisiones de membresía en el índice bursátil más rastreado", escribieron.
Es un tema delicado para las compañías de calificación, cuya reputación no se ha recuperado del todo de las calificaciones AAA que dieron a las hipotecas subprime que desataron la crisis financiera mundial de 2008. En 2020, Morningstar acordó pagar 3,5 millones para cerrar una investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU sobre un potencial conflicto de intereses.
En su marco de gobernanza, S&P Global establece "una clara separación de las distintas funciones y deberes en toda la organización", según su sitio web. Esto "asegura la mitigación y gestión efectivas de los conflictos de intereses", dice.