El Gobierno chino no parece estar dispuesto a aflojar en el pulso que mantiene contra los monopolios tecnológicos del país. Desde finales de julio las presiones se han intensificado en este sentido, desembocando en una caída en las cotizaciones de las bolsas del país, especialmente de aquellas con mayor peso del sector de la tecnología.
Ayer la historia se repitió, con la bolsa de Hong Kong, donde cotizan grandes firmas como Tencent, perdiendo un 0,8% durante la jornada. El subsector tecnológico del índice, el Hang Seng Tech Index, ya pierde más de un 40% desde los máximos que tocó este año, el pasado 17 de febrero.
El índice de cotizadas chinas en el mercado estadounidense, el Nasdaq Golden Dragon Index, pierde casi un 50% en el mismo periodo y ayer marcó un nuevo mínimo no visto desde hace más de un año.
Las pérdidas que se vivieron ayer llegaron después de la publicación en un medio estatal de un artículo en el que se destaca la necesidad de que el Gobierno endurezca las regulaciones para el sector de los videojuegos para asegurarse que no se "represente erróneamente la historia" en el contenido de estos productos.
El negocio de los videojuegos no es poca cosa: se trata de la industria cultural que más ingresos genera en el mundo, por encima del cine o de la música. Empresas como Tencent o Bilibili tienen una pata en el sector, y la posibilidad de que se endurezcan las normas supuso ayer un castigo para su cotización: la primera perdió un 3,5% en la sesión y la segunda un 7,6%, llevando el balance anual al -19,3% y -30,6%, respectivamente.
"La dirección de esta industria podría cambiar desde este momento", explican desde Core Pacific Yamaichi HK, firma de servicios de inversión con sede en Hong-Kong. "Si no permiten que los videojuegos alteren la historia, esto podría dañar la creatividad del sector y, finalmente, dañar su potencial de crecimiento", consideran.
No es la primera vez que el regulador chino ataca al sector de los videojuegos. A principios de mes uno de los medios estatales calificaba la industria como "opio espiritual", lo que ya generó el miedo de los inversores a un endurecimiento de la regulación que castigase al negocio. Hay que recordar que sólo en 2015 el gobierno chino permitió por primera vez que se comercializasen videoconsolas extranjeras en el país y, aun así, las restricciones de contenidos siguen siendo fuertes.
La amenaza regulatoria no es exclusiva de los sectores tecnológicos: después de endurecer la regulación a la industria de la educación privada hace pocas semanas, en la anterior las autoridades publicaron un documento, firmado por el Consejo de Estado y el Comité Central del Partido Comunista, en el que reconocían que seguirán trabajando activamente para regular la tecnología, los monopolios por el bien del "interés de seguridad nacional".