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El 'milagro' de Cassava, la biotecnológica que sube más de un 900% en 2021 pese a no haber lanzado un fármaco en 20 años

  • La firma está desarrollando un fármaco contra el Alzheimer en fase inicial
  • El optimismo con el fármaco y la fiebre minorista, un 'cóctel explosivo'
  • Su último impulso ha sido precisamente por la subida de su rival Biogen
Imagen: Dreamstime

Wall Street siempre da lugar a pequeños 'milagros' con cotizaciones disparadas de compañías que presentan unos fundamentales dudosos. Al fenómeno espoleado por la 'fiebre' del inversor minorista desatada en el último año se ha sumado una biotecnológica: Cassava. La firma sube un 910% en lo que va de 2021 pese a que lleva 20 años sin fármacos en el mercado.

¿Qué hay detrás de esta subida meteórica? Una combinación de optimismo por su fármaco contra el Alzheimer en fase inicial y el citado frenesí especulador que los inversores minoristas han instaurado durante la pandemia. La empresa es la tercera que más gana este año en el Russell 2000 por detrás de GameStop y AMC, las dos 'acciones meme' por antonomasia.

"Los fundamentos de nuestra historia están en su lugar, y es que este es el primer fármaco, según nuestro conocimiento, que puede restaurar la cognición", justifica el fundador y director ejecutivo de Cassava, Remi Barbier, en una entrevista en la que defiende el fármaco en desarrollo contra el Alzheimer.

Lo cierto es que el último impulso a su cotización ha venido de un lugar poco probable: su rival Biogen, cuyo tratamiento contra el Alzheimer recibió esta semana luz verde por parte de las autoridades estadounidenses. Esta aprobación hizo subir este lunes el precio de Cassava y de otras pequeñas biotecnológicas junto al de Biogen. Este martes Cassava subía hasta un 8,4% en la preapertura y superaba los 73 dólares, si bien luego durante la sesión el precio se situaba en el entorno de los 69 dólares.

Los analistas de Wall Street que cubren a Cassava son unánimemente alcistas. Soumit Roy, de JonesTrading, que tiene el precio objetivo más alto, 110 dólares, estima que los nuevos medicamentos para combatir el Alzheimer podrían generar 200.000 millones de dólares en ventas en 15 años. Aun así, Roy ha advertido que Cassava es un 'valor puro' centrado solo en el Alzheimer y por tanto "no es para débiles de corazón".

El hecho de ser una biotecnológica sumado al contexto de las 'acciones meme' es una mezcla explosiva. Los fabricantes de fármacos que tienen tratamientos aún en fase de pruebas tempranas pueden ser muy volátiles, mientras que valores como AMC y GameStop han vivido sus propias oscilaciones de precios.

"Somos una nave espacial con un cohete", reconoce un Barbier que, a diferencia de otros altos cargos, no está jugando con el nuevo 'ejército' de pequeños inversores. "Tenemos un grupo central de inversores institucionales que han visto los datos, han hecho sus deberes y han dicho: 'Vaya, si estos datos se replican, esto es el próximo rellena el hueco... Google o Tesla'".

En febrero, la cotización de Cassava alcanzó niveles no vistos en 20 años tras la actualización de un ensayo en fase intermedia. Los pacientes con Alzheimer que recibieron la pastilla experimental de la compañía, llamada Simufilam, mostraron una mejora en el razonamiento y el comportamiento. Pero el ensayo se realizó con menos de 100 pacientes y sin un brazo de control que permitiera calibrar el impacto que un placebo podría haber tenido en los pacientes.

Si la empresa con sede en Austin (Texas) consigue demostrar que los pacientes con Alzheimer de leve a moderado son capaces de mantener el mismo nivel de cognición con el que empezaron a los nueve meses, "eso sería una victoria", ha asegurado Raoy, de JonesTrading, en una entrevista. "El caso más alentador sería que los pacientes fueran capaces de mostrar una mejora real en las puntuaciones que miden su comprensión".

Todavía faltan años para que Cassava reciba la aprobación reglamentaria. La empresa tendría que realizar grandes estudios controlados con placebo -el estándar de oro de los ensayos clínicos- que, según Barbier, tiene previsto iniciar en la segunda mitad del año.

Aun así, los numerosos contratiempos a los que se ha enfrentado el Aducanumab de Biogen ponen de manifiesto lo complicado que es el camino hacia la aceptación regulatoria. Pero para los pequeños inversores que buscan capitalizar esa esperanza, Cassava y un puñado de otras pequeñas biotecnológicas parecen apuestas atractivas.

Gigantes de la fabricación de fármacos como Eli Lilly y Roche también han estado probando tratamientos similares al de Biogen, pero el fármaco de Cassava se dirige a una proteína diferente y es probablemente la única biotecnología que sigue esta vía.

Antes de la aprobación del lunes, Barbier mostraba su esperanza por el medicamento de Biogen "porque no hay nada ahí fuera para los pacientes. "Pero, no es el fin de todo. En una década puede haber varios medicamentos nuevos en el mercado. No es una situación en la que el ganador se lo lleve todo", aseguraba Barbier.

Los antiguos inversores en biotecnología quizá recuerden a Cassava con otro nombre, Pain Therapeutics. En el 2000, la empresa fue una oferta pública inicial respaldada por Bill Gates que apostaba por una nueva generación de analgésicos. La empresa tiró la toalla en 2019, cambió su nombre por el de Cassava y volvió a centrarse en el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

A pesar de un repunte de las acciones que hace que su participación del 5% -incluyendo las opciones- valga más de 100 millones de dólares, Barbier dice que no va a vender. "Conozco la ciencia, conozco los datos, conozco la enfermedad y este material parece prometedor y estoy poniendo mi dinero donde está mi boca", zanja.

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