Bolsa, mercados y cotizaciones

Hay que erradicar el perfil conservador

  • A la bolsa, incluso después de la fuerte subida, le queda recorrido
  • En Europa queda el impacto de los fondos Next Generation
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Una de las lecciones que nos debería dejar esta crisis es que el adjetivo conservador debería desaparecer detrás del sustantivo inversor, siempre que el predicado lleva asociado el concepto largo plazo. ¿Por qué? Porque en el mejor de los casos al inversor en renta fija le queda una larga travesía en el desierto. En el peor, una glaciación cuando comience la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales y arranquen las subidas de tipos.

Entonces se impondrán las pérdidas, que pueden llegar a ser importantes en la mal llamada renta fija. Y no digamos si se tiene en cuenta la inflación, que puede que esté controlada en niveles del 2%, pero llegará y acentuará la diferencia entre lo que se pierde y el coste de la vida.

Qué camino queda entonces a este inversor. Sin ánimo de equivocarlo creo que debe emigrar en la medida de sus miedos al país de la bolsa; y si ya lo conoce, vivir más tiempo en él. El viaje va a ser siempre duro porque queda un largo desierto que atravesar. Si sirve de consuelo, edén era una palabra arcadia que significaba árido.

Cada día que el inversor de largo plazo no coge algo más de riesgo sobre el que cree soportar, se equivoca

A la bolsa, incluso después de la fortísima subida que se ha producido, le queda recorrido. Entiendo que el caso de la estadounidense, la japonesa o la china porque son capaces de recoger el fuerte crecimiento que a muchas de sus empresas les queda. Y en el particular caso de la europea, que ya ha borrado las pérdidas del Covid, porque todavía le queda reconstrucción, el impacto de la llegada de los fondos Next Generation y también porque se ve claramente favorecida por la búsqueda de los inversores del binomio ciclo y valor.

Especialmente bueno es este escenario para la bolsa española. En una primera derivada, al Ibex le beneficia la continuidad de la recuperación de los bancos, puros ciclo-valor, y en una segunda derivada (que todavía está lejos de producirse), la recuperación de las divisas latinoamericanas por la mejora de sus economías.

La percepción de que la expectativa de rentabilidad que ofrece la bolsa, entre un 5% y un 6,5% (por la inversa del PER) no es desincentivadora si se mira lo que hay en la otra cara de la moneda, la de la renta fija.

Seguramente, estamos hablando de que nos quedan muchos trimestres, incluso muchos años, en los que la diferencia de expectativa de rentabilidad que ofrece la renta variable frente a la fija sea tan elevada que cada día que el inversor de largo plazo no coge algo más de riesgo sobre el que cree soportar, se equivoca.

No sé a quien le leí que "el orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la vida". En la inversión sucede igual. James Joyce y Marcel Proust coincidieron en un mismo restaurante de París, donde cenaron en mesas cercanas. Los comensales que los reconocieron estaban emocionados, esperando que aquellos gigantes de la literatura empezaran a debatir. Nada sucedió.

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