Inflación. Esa es la palabra que más se ha repetido en los últimos días en los mercados, tras el último dato publicado en Estados Unidos, que mostró un incremento por encima de lo esperado en el IPC, del 4,2% durante el pasado mes de abril.
Sin embargo, aunque la bolsa ha experimentado cierta volatilidad en las últimas semanas, la caída desde máximos del año del S&P 500, que se tocaron el pasado 7 de mayo, no alcanza siquiera el 3%. ¿Tiene motivos la bolsa para estar tranquila, a pesar de los nubarrones de tormenta inflacionista que acechan en el horizonte?
Para responder esta pregunta varios expertos hacen hincapié en la naturaleza de la inflación. "Como el colesterol, para la bolsa hay una inflación buena y una mala", explica Víctor Alvargonzález, socio fundador de Nextep Finance. Para él, en este momento "el mercado está actuando de libro. Es el bono quien tiene que reflejar el miedo a la subida de inflación, y lo está haciendo. De hecho, la deuda pública no ha caído más porque los bancos centrales siguen comprando bonos", explica. Si para el bono es mala una inflación más alta de lo que venimos viendo en los últimos años, en los que esta ha sido baja, para la bolsa pueden ser buenas noticias, en opinión de Alvargonzález.
Con este argumento explica porqué los inversores se están manteniendo relativamente tranquilos en los últimos días. "A las empresas no les viene mal el hecho de que la inflación aumente ligeramente", explica el experto. "Una empresa va a poder vender sus productos más caros, y tus costes no van a aumentar mucho, porque en la mayor parte de casos su mayor coste es el de la mano de obra, y tenemos por delante un periodo en el que este coste no va a aumentar. Una inflación baja no es mala porque permite que las empresas ajusten el precio al alza y mejoren su cuenta de resultados", señala.
Los bancos centrales están tranquilos
Sin duda, el hecho de que los bancos centrales hayan mantenido el rumbo de su política monetaria y sigan reiterando que no van a cambiarlo próximamente, también es un componente que puede haber contribuido a que los inversores mantengan la calma. Los señores del dinero, tanto la Reserva Federal estadounidense (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE), insisten en que los repuntes de inflación que se están produciendo y que van a continuar en el corto plazo son algo puntual, circunstanciales.
Para la Fed, la inflación se moverá de media en el 2% en 2022 y en el 2,1% el siguiente año, acorde con su nivel objetivo. Para el BCE, las previsiones en la zona euro son más bajas, pronosticando un 1,2% para el año que viene, y 1,4% de cara a 2023.
"Los bancos centrales no van a pelear todas las batallas de la inflación", explica Felipe Villaroel, gestor de fondos de renta fija de Vontobel AM. "Solo van a pelear las presiones inflacionarias llamadas de efecto secundario, aquellas que supondrían un shock de inflación que se pueda traducir en que la gente negocie más salario y lo consiga, lo que genera una reacción en cadena. Eso es lo que los bancos centrales quieren combatir", explica.
"Los bancos centrales no van a pelear todas las batallas de la inflación"
De este modo, el repunte de la inflación es temporal, si el análisis de los bancos centrales es acertado, y no debería repercutir negativamente en la cuenta de resultados de las empresas, algo que explica la tranquilidad con la que se han tomado el último repunte de los precios.
No hay que bajar la guardia
Aunque, a priori, parece que esta tormenta inflacionista no dejará grandes daños en la bolsa, la realidad es que es importante vigilar las presiones inflacionistas. Si estas terminan convirtiéndose en "mala inflación", podría desembocar en un cambio de paradigma para las empresas, además de forzar a los bancos centrales a retirar sus políticas de estímulos y subir tipos, algo que podría desembocar en un nuevo taper tantrum, como ocurrió en 2013.
Esta misma semana, Larry Summers, ex secretario del Tesoro de EEUU, han avisado de que la Fed está mostrando una "complacencia peligrosa" en torno a la inflación y avisan del peligro de que la institución termine viéndose obligada a subir tipos próximamente.
