
En la parte económica, la crisis que ha generado la pandemia de Covid-19 se está tratando con un cóctel de dos vacunas que parece que están surtiendo efecto: más gasto público, y más deuda para financiarlo. Esta receta se está utilizando a lo largo de todo el planeta para suavizar el impacto negativo de las medidas de contención de los contagios.
El gasto propuesto por los grandes bloques económicos para dar velocidad a la recuperación no tiene precedentes en la historia moderna y contrasta con la falta de agilidad con la que se reaccionó en la crisis de 2008. Sin embargo, estas medidas también tendrán efectos secundarios que conviene tener en cuenta de cara a los próximos años. ¿Desembocará el incremento del endeudamiento en una crisis de grandes proporciones? Esta es una pregunta que, ya desde antes de la crisis provocada por Covid-19 estaba en boca de muchos economistas, con distintas respuestas.
La clave, según explican ahora diferentes expertos, será la contención por parte de los bancos centrales en los próximos años, que evitarán incrementar el precio del dinero para poder dar aire y que se vayan reduciendo, vía inflación, las enormes montañas de deuda pública que se han asumido en los últimos años.
Janus Henderson Investors ha lanzado este año la primera edición de un informe en el que analizan las grandes tendencias de la deuda pública en todo el mundo. El trabajo de la gestora deja algunas conclusiones claras sobre el mecanismo que se ha utilizado en esta ocasión para pelear contra la crisis: el mundo va a tener que asumir un nuevo récord histórico de deuda pública, que nunca fue tan barata de financiar, y que ha incrementado el pago de intereses de los ciudadanos norteamericanos hasta duplicar el que tienen que asumir los europeos.
Esta última tendencia se ha invertido en el último lustro. En 2015, según el informe, el pago de intereses de la deuda por ciudadano todavía era mayor en Europa que en Norteamérica, algo que venía ocurriendo desde 1995, el año en el que el informe empieza a recopilar datos. Ya en 2020 la situación es la contraria, con los ciudadanos americanos asumiendo un mayor interés que los europeos, una situación que la gestora espera que continúe agudizándose en el futuro.
Mientras en Estados Unidos la carga de intereses de la deuda para el gobierno era de 1.447 dólares por persona, en el Viejo Continente apenas superaba los 600 dólares (menos de 500 euros al cambio). Para 2025 se estima que Europa se mantendrá en el entorno de los 800 dólares, frente a los casi 1.600 en Estados Unidos.
Las dinámicas de la deuda
Las cifras de endeudamiento global son claras y reflejan cómo ésta ha sido la herramienta más importante que se está utilizando para salir de la crisis. "La pandemia ha creado desequilibrios importantes. El impacto sobre la deuda pública ha sido grande y similar al de la crisis financiera mundial. Las cifras del FMI muestran que la deuda pública en las economías avanzadas del G20 está en niveles que no se habían visto desde la Segunda Guerra Mundial", explica Keith Wade, economista jefe de Schroders.
En el mismo sentido, desde Janus Henderson explican cómo "en 2020, a medida que la pandemia imponía el cierre de importantes segmentos de la economía en todo el mundo, ocho de cada diez países en nuestro índice se adentraron en terreno de recesión. Con el fin de hacer frente a la caída de la demanda y financiar la respuesta sanitaria, los Gobiernos se endeudaron en mayor medida que en los ocho años anteriores en su conjunto, incorporando otros 9,32 billones de dólares al total, u otros 1.863 dólares por cada uno de nosotros", destaca la gestora. Esta cantidad "equivale al 14,8% del PIB de 2020, una proporción mayor de lo que se necesitó para estimular la economía tras la crisis financiera mundial", detallan.
EEUU lidera el aumento
Si se desglosa por regiones la deuda pública que han asumido los distintos gobiernos de todo el mundo, Estados Unidos aparece como el líder indiscutible en este sentido. "A cierre de 2020, la deuda del Gobierno estadounidense se situaba en 19,6 billones de dólares, casi un tercio del total de todos los países de nuestro índice", explican desde Janus Henderson.
"La deuda se ha disparado desde tan solo 3,6 billones de dólares en 1995, lo que representa un incremento del 443% (casi el doble de rápido frente al resto del mundo, que registró un aumento del 230%)", añade la gestora, destacando también cómo solo "Japón y Singapur deben más por persona en total", con casi 60.000 dólares de deuda pública por ciudadano en el gigante norteamericano.
En comparación, los gobiernos europeos han endeudado a sus ciudadanos hasta los 41.607 dólares per cápita, según los cálculos de la gestora. En comparación, el ciudadano americano tiene que asumir un 44% más de deuda que el estadounidense. Las previsiones que maneja la gestora en su informe apuntan a que esta distancia seguirá aumentando en el próximo lustro, cuando el ciudadano medio estadounidense deberá 74.332 dólares, un 57% por encima de los 47.149 dólares que deberá entonces cada europeo. "Con el estímulo adicional, tras el paquete de 900.000 millones de dólares aprobado en diciembre del año pasado, los fundamentos fiscales de Estados Unidos seguirán siendo estructuralmente más débiles durante años", destaca Alvise Lennkh, director de calificaciones soberanas de Scope Ratings.
Sólo los japoneses tendrán que asumir un nivel de deuda pública per cápita más grande que el que tendrá que encarar el estadounidense, dado que Japón ha cerrado 2020 con más de 101.000 dólares per cápita de deuda pública, que se estima que aumente hasta batir 123.000 dólares en 2025. Hay que recordar que, las políticas de compras de deuda que han asumido los bancos centrales, tanto en Estados Unidos la Reserva Federal (Fed), como en la zona euro el Banco Central Europeo (BCE), se han basado en el experimento que inició Japón hace ya décadas, y que ha terminado siendo, después de la crisis financiera, la receta de la que han echado mano las grandes economías para apoyar la recuperación.
El interés más bajo
Una de las claves que apoyan el argumento de que las grandes cantidades de deuda que se han asumido en esta crisis no terminarán creando un problema mayor del que están ayudando a solventar es el bajo tipo de interés al que se están financiando los gobiernos ahora mismo. "Los países han alcanzado un nivel récord de endeudamiento, pero financiarlo resulta más barato que nunca gracias, en parte, a los bancos centrales", explican desde la gestora, y detallan cómo "no existe ningún país en nuestro índice que pague un tipo de interés más elevado en 2020 que en 1995: los tipos han mantenido una tendencia a la baja durante este periodo. En 2020, los gobiernos del mundo tenían que pagar solo un 2,0% por sus préstamos, en comparación con el 7,6% en 1995", señalan.
Sin embargo, llama la atención cómo en EEUU "el coste del servicio de toda esta deuda es superior que en el resto del mundo. La carga de intereses en 2020 se situaba en 1.447 dólares por persona, lo que equivale a un tipo de interés del 2,6%, muy por encima del 1,5% que debe pagar el resto del mundo", explican.
Los intereses se mantendrán bajos gracias a las políticas de los bancos centrales, opinan los expertos, quienes creen que estos tratarán de seguir los pasos de Japón y evitar así el daño que haría un aumento de tipos con los altos niveles de deuda pública. Emilio Ortiz, director de inversiones de Mutuactivos, opina que estos no moverán ficha, ya que "la manera más sencilla de reducir el exceso de deuda es mantener bajos los costes de financiación en un contexto inflacionario que va erosionando el valor real de la deuda poco a poco (lo que se ha denominado represión financiera)", matiza.