
Las medidas políticas extraordinarias han aliviado las condiciones financieras y han apoyado a la economía, ayudando a contener los riesgos para la estabilidad financiera.
Sin embargo, como bien afirma la última edición del Informe Global de Estabilidad Financiera (GFSR, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional, presentado este martes en Washington, muchas de las medidas adoptadas durante la pandemia pueden tener consecuencias no deseadas, como valoraciones excesivas y aumento de la vulnerabilidad financiera.
Al respecto, el equipo liderado por Tobias Adrian, principal asesor financiero del Fondo, avisa que, si no se abordan, estas crecientes vulnerabilidades podrían convertirse en problemas estructurales. Uno de los aspectos clave vira alrededor de los tipos de interés. Estos han subido considerablemente, sobre todo en Estados Unidos, en parte como reflejo de la mayor confianza de los inversores en las perspectivas.
Aún así, una subida rápida y persistente, especialmente de los tipos reales, podría provocar una revalorización del riesgo en los mercados y un repentino endurecimiento de las condiciones financieras. En este sentido, la peor parte se la llevaría los mercados emergentes, que según considera el GFSR enfrentarían "retos colosales", sobre todo si una subida persistente de los tipos de interés en EEUU provocase una revalorización del riesgo y un endurecimiento de las condiciones financieras.
Tampoco quita la vista a China, que se ha recuperado más rápidamente que otros países, pero a expensas de un aumento de las vulnerabilidades, especialmente en la deuda corporativa de riesgo.
"Las condiciones financieras podrían ser menos favorables en medio de las expectativas de un endurecimiento de la política económica y de nuevas medidas para imponer disciplina a los bancos, los gobiernos locales y los promotores inmobiliarios, así como de la creciente incertidumbre sobre las garantías implícitas" advierten desde el Fondo.
El Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados de Capital del FMI ya identifica como las condiciones para obtener préstamos en instrumentos de capital en el país asiático se han vuelto más difíciles para los bancos más pequeños y débiles.
Es por ello que Pekín se enfrenta a un reto delicado pero urgente "para eliminar las garantías implícitas". Una cuestión que, según el Fondo, debe tratarse con mucho cuidado debido a la posibilidad de una revalorización desordenada.
Atención a las pequeñas y medianas empresas
Por otro lado, tampoco el GFSR pasa por alto como en muchos países, las empresas, especialmente de menor tamaño, están saliendo de la pandemia sobreendeudadas. Un análisis detallado llevado a cabo por los funcionarios del Fondo revela diferencias considerables en los resultados de empresas de distintos tamaños y sectores.
Este estudio sugiere que las presiones de liquidez sobre las pequeñas empresas son elevadas en la mayoría de los sectores y países, pero que también son considerables para las medianas empresas e incluso para las grandes empresas de los sectores más afectados. Es por ello que se propone un marco para evaluar si las empresas deben recurrir a la financiación basada en el mercado, buscar apoyo gubernamental o ser reestructuradas o liquidadas.
La banca debe seguir dando créditos
En lo que a la banca se refiere, el GFSR resalta cómo gracias a las reformas aplicadas tras la crisis financiera de 2007-08, los bancos entraron en la pandemia con elevadas reservas de capital y liquidez y han demostrado su resistencia hasta ahora.
Sin embargo está por ver hasta qué punto seguirán concediendo créditos durante la recuperación. Aunque el crecimiento de los préstamos, en particular los destinados a las empresas, se ha ralentizado en algunos países, se espera que la demanda de crédito se consolide una vez que la recuperación gane fuerza, especialmente dónde ha sido más débil.
Aún así, en la mayoría de los países, los analistas no prevén una relajación de las normas de crédito. Es por ello que la retirada gradual de las políticas de apoyo podría tener un impacto significativo en algunos bancos, probablemente afectando negativamente a su disposición a prestar.
Además, para la mayoría de los bancos, las dudas sobre las pérdidas crediticias y las perspectivas de baja rentabilidad probablemente desaconsejen una reducción significativa de las reservas de capital para sostener la recuperación. Estas limitaciones pueden ser especialmente preocupantes para las empresas con opciones de financiación limitadas, que dependen más del crédito bancario.
Es por ello que el FMI pide a los gobiernos que animen a los bancos a utilizar las reservas, cuando sea prudente, para apoyar la recuperación. También insisten en que hasta que se consolide una recuperación sostenible e integradora, las actuales políticas de apoyo seguirán siendo esenciales para mantener el flujo de crédito a la economía y evitar que la pandemia suponga una amenaza para el sistema financiero mundial.