Si Dios entendiese de derivados bien podría decirse que en la última semana no se ha manifestado del lado de Bill Hwang, un cristiano acérrimo y fundador de Archegos Capital Management. Este feligrés curtido bajo el arropo del legendario Julian Robertson, el multimillonario inversor detrás de Tiger Management, volvía a demostrar que su dogma no está exento de desatinos bursátiles. En su último traspié, la factura se acerca a los 30.000 millones de dólares y múltiples bancos, como Nomura y Credit Suisse pagarán los platos rotos.
Hace casi una década, Hwang ya cayó en desgracia de los reguladores estadounidenses y asiáticos pero supo enmendar sus errores a golpe de talonario para reconstruir con mucha fe una fortuna cifrada en al menos 10.000 millones de dólares. Una suculenta cifra que pronto volvió a recuperar el favor de los principales bancos de inversión, entre ellos Goldman Sachs.
También engordó las arcas de su "Fundación de Gracia y Misericordia", liderada por su mujer Becky, que con 500 millones de dólares en activos, le han permitido donar benéficos de aproximadamente 20 millones de dólares en acciones de Amazon en el último año. Obras de caridad con jugosas deducciones fiscales incluidas muchas que le permiten esquivar el impuesto sobre las plusvalías.
Tres simples formas para ganarse la vida en el mundo de las finanzas: ser el primero, ser más inteligente o hacer trampa
Y es que este quincuagenario, hijo de un párroco, está convencido de que su vocación cuenta con aprobación celestial dado que el Omnipotente "ama" sus inversiones en compañías que contribuyen al progreso de la humanidad. "Cuando creamos buenas empresas a través del capitalismo que Dios ha permitido, mejora la vida de las personas....Dios se deleita en esas cosas", confesaba hace dos años el surcoreano de nacimiento (y estadounidense de adopción) educado entre las aulas de la Universidad de California (UCLA) y la Universidad Carnegie Mellon.
Sin embargo, en las mesas de inversión de los colosos de Wall Street el credo es más bien laico y quizás bien sintetizado por John Tuld, uno de los villanos financieros de la cinta "Marging Call", quien enumera tres simples formas para ganarse la vida en el mundo de las finanzas: ser el primero, ser más inteligente o hacer trampa. Si bien ahora estamos hablando de un caso real, sin cámaras ni celuloide, la debacle que acompaña a Hwang bien merece su propio guion cinematográfico.
Hwang ha demostrado claramente su habilidad por la supervivencia. En los albores de su carrera, allá por 1996, destacó su valía como uno de los cachorros de Tiger Management, donde desarrolló su destreza bajo las órdenes de Robertson. Precisamente fue éste quien en 2001 le cedió 25 millones de dólares para fundar su propio fondo de cobertura, Tiger Asia Management.
Tiger Asia se especializó en valores asiáticos y creció rápidamente hasta alcanzar más de 8.000 millones de dólares en activos gestionados en 2007 tras generar una deslumbrante rentabilidad anualizada del 40%. No obstante, las pérdidas provocadas por la subida del precio de las acciones de la alemana Volkswagen un año después y los problemas regulatorios en Hong Kong y Estados Unidos acabaron empujando a la empresa a cerrar en 2012.
Hwang se declaró culpable de fraude electrónico relacionado con la negociación ilegal de acciones de bancos chinos y pagó por separado 44 millones de dólares a las autoridades estadounidenses para zanjar los cargos de uso de información privilegiada. Peccata minuta según su mentor quien a sus 88 años reiteraba esta semana que volvería a invertir en su retoño.
Family office
En un nuevo intento por reinventarse, Hwang convirtió su hedge fund en una family office, bajo el nombre Archegos Capital Management. Estas entidades, caracterizadas por su laxa regulación, suelen crearse para gestionar el patrimonio de particulares y sus familias, a diferencia de los fondos de cobertura, que tradicionalmente gestionan dinero para clientes externos.
Este inversor es conocido por emplear grandes cantidades de apalancamiento, pero es difícil saber exactamente cuánto. De hecho, parece que mantuvo todas sus posiciones a través de swaps, por lo que no aparecen en los archivos de la Comisión de Mercados y Valores (SEC). Archegos hizo grandes apuestas apalancadas en acciones de EEUU, Europa y Asia.
Sin embargo, sus bancos, al oler la sangre ante una potencial hecatombe, no tardaron en deshacer las posiciones de los valores favoritos de Archegos, como ViacomCBS y Discovery. Goldman y Morgan Stanley decidieron no esperar a otros de sus colegas en Nomura, MUFG o Credit Suisse. Algo que pasará factura a estos últimos.
Mientras tanto, una vez más, la historia vuelve a repetirse para Hwang, quien ya explicó en 2018 cómo en momentos de estrés normalmente busca refugio en las Sagradas Escrituras en busca de respuesta. Quizás esta vez, sí haya aprendido la lección.