
Tras años de políticas favorables a las empresas y de bajada del impuesto de sociedades, la tendencia está a punto de invertirse. Tanto Estados Unidos como el Reino Unido, que actualmente tasan a sus empresas por debajo de la media de la OCDE, contemplan propuestas para aumentar su fiscalización en cuanto amaine la pandemia.
La semana pasada el presupuesto inglés incluyó un plan bastante concreto al respecto, aunque su implementación se retrasaría hasta 2023. En EEUU está previsto que los legisladores demócratas y la Casa Blanca barajen incrementar el impuesto de sociedades como fórmula para impulsar una de sus potenciales metas legislativas como es incrementar la inversión pública en infraestructuras y medioambiente.
Según calcula Barclays, basándose en el proceso de reflexión de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, en Reino Unido se prevé una subida del tipo impositivo del 19% al 25% en 2023. Esto generará un viento en contra de alrededor del 6% para los beneficios de las empresas patrias en general.
A este lado del Atlántico, la propuesta sondeada por Biden durante su campaña hablaba de aumentar el impuesto de sociedades del 21% actual al 28% y duplicar la tasa sobre los ingresos obtenidos por las filiales extranjeras de las empresas estadounidenses desde el 10,5% al 21%.
Si se aplicaran estos cambios, el impuesto de sociedades de las empresas de EEUU volvería a estar más en línea con los de otros países de la OCDE y se revertirían en gran parte los recortes fiscales activados por el expresidente, Donald Trump. Dichas rebajas, que no entraron en vigor hasta enero de 2018, fueron de aproximadamente 8 puntos porcentuales hasta el 20,4%.
Según un análisis de Goldman Sachs, la propuesta de Biden de elevar el impuesto de sociedades del 21% al 28% reduciría las beneficios del S&P 500 en 20 dólares por acción. Desde BCA Research estiman que una derogación completa de la rebaja fiscal de Trump reduciría el beneficio por acción en aproximadamente un 12%.
A día de hoy, el sector energético en ambos países se perfila como el que enfrenta tipos impositivos efectivos más altos. Otros, como el tecnológico y el sanitario, que han conseguido crear estructuras que minimizan la carga fiscal, son los que pagan menos impuestos.
Al mismo tiempo, a nivel global, se están tratando de cerrar las lagunas fiscales que han permitido a las grandes compañías "gestionar" sus impuestos de forma más eficiente, normalmente tributando en las jurisdicciones más favorables. La posible imposición de un impuesto global a los servicios digitales que afecte a los colosos tecnológicos de EEUU tiene cada vez más probabilidades de hacerse realidad.
Por lo tanto, de acuerdo a los analistas de Barclays, es probable que se avecine un entorno con una mayor carga impositiva para las compañías, especialmente para aquellas que históricamente se han aprovechado de las lagunas fiscales vigentes hasta la fecha.