
Como soy un viejo prematuro, la compañía que más me cuesta justificar de la Cartera Eco30 es Nintendo. Nunca he jugado con la videoconsola Switch como tampoco nunca lo hice al Mario Bros ¿Qué atractivo podía tener que una caricatura de Popeye, convertido en fontanero, fuese a recorrer el Reino Champiñón para derrotar a las fuerzas del Rey Koopa y salvar a la Princesa Peach?
Si al menos hubiese sido Teseo derrotando al minotauro, sin perder el hilo de Ariadna para salir del laberinto, me parecería más épico. Pero está claro que Mario Bros es infinitamente más famoso que el hijo del rey de Atenas como personaje mítico.
No soy un convencido de los juegos de Nintendo pero sí de las satisfacciones que da a sus accionistas. El fabricante y desarrollador de consolas y videojuegos registró un beneficio neto atribuido a los nueve primeros meses de su año fiscal, que concluirá el próximo 31 de marzo, un 91,8% superior al del mismo periodo del ejercicio anterior.
La Switch no solo engancha a adolescentes, los hay que peinan canas, y de todo tipo de etnias. El 77,6% de los ingresos de Nintendo procedieron de los mercados internacionales, incluyendo un 25,6% en Europa y un 41,1% en América, mientras que el mercado nipón aportó el 22,4% de la facturación.
Las ventas de la consolita han superado toda previsión. Han alcanzando los 24,1 millones de unidades en apenas nueve meses, cuando su meta para el conjunto del ejercicio eran 24 millones, por lo que la compañía ahora espera alcanzar los 26,5 millones de dispositivos facturados en su ejercicio, al que le queda todavía un trimestre.
Los 8.500 millones de caja actuales se convertirán en 15.000, en 2023. Suficiente munición para que quede muy lejos el game over
De cara al cierre de su año fiscal, el próximo mes de marzo, Nintendo ha revisado por segunda vez su previsión de resultados y ahora confía en alcanzar un beneficio neto atribuido anual un 33,3% superior al que esperaba anteriormente, y un 54,7% por encima de su resultado del ejercicio 2019/20.
La duda con Nintendo es si seguirá sorprendiendo con un producto que no parece tocar techo. La visibilidad para este año y el próximo está garantizada. Pero ya no tanto para 2023. Si se compran acciones de Nintendo en el precio actual se desembolsan veinte años por los beneficios estimados de 2021 y 2022. Un multiplicador idéntico al que se paga por el S&P 500. Pero para 2023 el PER sube hasta las 23 veces porque ya no hay tanto optimismo sobre la fortaleza de ventas de la Switch .
Tiempo y dinero para saber cuál es el próximo jueguecito de Nintendo hay. La generación de caja libre que va a dejar el éxito de la Switch es el hilo de Ariadna para que Mario Bros salga de cualquier aprieto. Los 8.500 millones de caja actuales se convertirán en 15.000, en 2023. Suficiente munición para que quede muy lejos el game over.