
La paralización de la economía global por la pandemia del coronavirus afectó a muchos activos, entre ellos el cobre, cuyo precio cayó en picado por la imposibilidad de atender la demanda, sobre todo de su gran cliente, China. Pero la reactivación económica del gigante asiático y la escasez de oferta han hecho que el precio del tercer metal más usado en el mundo (por detrás del hierro y el aluminio) haya vuelto a situarse en los 3 dólares, un nivel que no había vuelto a ver desde junio de 2018.
Aunque ya ha bajado un poco de ese pico que tocó el miércoles, los futuros siguen descontando que volverá a situarse en ese precio. La escasez de inversiones de las principales firmas mineras de este metal a la vez que se reanuda la actividad industrial en China son los responsables directos de que los inversores en commodities hayan visto una oportunidad de revalorización.
El poder de la reactivación de China sobre el cobre es notable puesto que la potencia asiática consume aproximadamente la mitad de la producción mundial, con el efecto arrastre que provoca en los países productores.
Con este repunte, el cobre acumula una subida del 8% en el año, después de que en los últimos meses haya recuperado un 25% desde los mínimos que marcó en marzo, cuando se sitúo en los 2 dólares. Este incremento se ha visto impulsado por la paralización de firmas mineras en Chile, uno de los mayores productores mundiales, así como por los problemas de suministro que ha sufrido la compañía Rio Tinto en una de sus filiales en Estados Unidos.
Pero este 'rally' del metal básico podría deberse también a la entrada de inversores tácticos que querrían aprovecharse de la subida del cobre, como recoge The Wall Street Journal, en un momento de incertidumbre en el que los metales preciosos se han convertido en uno de los refugios preferidos de los inversores, lo que llevado el precio de oro a superar los 2.000 dólares.