
En tiempos de pandemia y coronavirus, aquello del "es la economía, estúpido", acuñado por James Carville, estratega de la campaña presidencial del demócrata Bill Clinton en 1992, cobra un nuevo sentido. El Covid-19, que infecta ya a 2,18 millones de estadounidenses, ha conseguido desmoronar uno de los pilares clave sobre los que se asentaba la reelección de Donald Trump el próximo 3 de noviembre.
Ahora, con un PIB que amenaza con emular una contracción no vista desde la Gran Depresión y una crisis que ha llegado a registrar más de 38 millones de desempleados, la carrera a la Casa Blanca ejerce un interesante giro, donde el candidato demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, continúa fortaleciéndose en las encuestas.
No obstante, a favor de Trump juegan los estímulos fiscales por más de 3 billones de dólares aprobados hasta la fecha y las acciones sin precedentes de la Reserva Federal, que han impulsado al S&P 500 un 37% desde los mínimos alcanzados el pasado 23 de marzo. El KBW Nasdaq Bank Index, que engloba a las 24 entidades financieras más representativas del país, acumula una rentabilidad de alrededor del 40%.
Trump firmó en mayo un decreto para eliminar "regulaciones innecesarias que impiden la recuperación económica"
La gestión del brote, la fatiga dejada por las medidas de confinamiento y el distanciamiento social así como las recientes protestas raciales han llevado al demócrata a adelantar al actual mandatario en 8,8 puntos en la media de las encuestas a nivel nacional que elabora el portal RealClearPolitics. En estos momentos, Biden lograría el 50,1% del voto popular y 197 escaños en el Colegio Electoral. Sin embargo, los sondeos ya provocaron más de un atragantamiento en 2016 y la campaña de Trump es consciente de que parte del electorado, especialmente el indeciso, vota más pensando en su cartera que en su corazón. Es por ello que su administración ha aprovechado el inusual momento político generado por el Covid-19 para continuar ahondando en su objetivo de diezmar el exceso regulatorio.
De hecho, el republicano firmó a finales de mayo un decreto para eliminar "regulaciones innecesarias que impiden la recuperación económica" tras la crisis del coronavirus. Con esta desregulación, las agencias gubernamentales están "alentadas a promover la recuperación económica a través de acciones no regulatorias". Es precisamente en este ámbito, así como la instauración de la reforma tributaria de 2017, donde el actual presidente ha puesto buena parte de su esfuerzo político desde que llegase a sentarse en el Despacho Oval.
Snider (Goldman Sachs) "La disminución del impuesto de sociedades ha sido una importante contribución reciente y a largo plazo para el crecimiento de los beneficios del S&P 500"
"Los inversores están preocupados por un posible aumento de los impuestos después de las elecciones dado que el índice de aprobación de Trump se desplomó en mayo al 39%", reconoce Bob Doll, director de inversiones en Nuveen, quien aclara que, desde una perspectiva de inversión, el tema clave estará en qué ocurrirá con el impuesto de sociedades. Según un análisis de Goldman Sachs, la propuesta de Biden de elevar este gravamen del 21% actual al 28% reduciría las beneficios para 2021 del S&P 500 en 20 dólares por acción hasta los 150 dólares.
Los inversores también siguen de cerca las perspectivas de un entorno regulatorio más estricto, una ambiciosa agenda de cambio climático y un mayor gasto gubernamental. "La disminución del impuesto de sociedades ha sido un importante contribuyente reciente y a largo plazo para el crecimiento de los beneficios del S&P 500", recuerda Ben Snider, estratega de Goldman Sachs. De acuerdo a sus cálculos, solo en 2018, la rebaja impulsó en un 10% al beneficio por acción (BPA) medio de los componentes de este índice.
La banca, beneficiada
Tanto la relajación regulatoria como la rebaja fiscal han beneficiado enormemente al sector bancario, especialmente las medidas que han descafeinado partes de la reforma financiera, comúnmente conocida como la Dodd-Frank, de 2010.
La intercesión de Trump logró eximir legislativamente a los bancos con menos de 10.000 millones de dólares en activos a tener que comulgar con la Regla Volcker, algo que permite a estas entidades llevar a cabo operaciones especulativas con el dinero de sus clientes para beneficio propio. Al mismo tiempo, los bancos con menos de 250.000 millones de dólares en activos ya no están sujetos a las pruebas de estrés y los requisitos de capital para aquellos cuyos activos se mueven entre los 50.000 y los 250.000 millones de dólares se han reducido sensiblemente.
Peterson (Citi): "Si los demócratas controlan ambas cámaras y la Presidencia, generarían preocupaciones sobre importantes cambios regulatorios"
Es por ello que "una presidencia de Biden y un control demócrata sobre ambas Cámaras del Capitolio generarían preocupaciones sobre importantes cambios en la regulación de los servicios financieros, la política ambiental, fiscal y la cobertura médica", avisa Dana Peterson, economista de Citi.
En estos momentos se prevé que los demócratas mantendrán su mayoría en la Cámara de Representantes, donde actualmente cuentan con 223 escaños y donde son necesarios al menos 218 para mantener el control. Es por ello que las miras se dirigen al Senado, donde los republicanos tienen 53 escaños y los demócratas e independientes cuentan con 47. La mayoría simple en la Cámara Alta requiere al menos 51 representantes.
Los beneficios de la banca de EEUU cayeron un 70% en el primer trimestre del año
El próximo noviembre, los demócratas deben defender 12 escaños y los republicanos un total de 23 en dicha Cámara. Un cambio de partido en el Senado requerirá que los demócratas mantengan 46 escaños, dado que está previsto que pierdan uno en Alabama, y ganar al menos cuatro de las carreras legislativas más ajustadas, así como que Biden logre una victoria en la Casa Blanca, ya que su vicepresidente ocuparía el escaño número 51. "Si los recientes disturbios sociales ayudan a impulsar una nueva ola de demócratas progresistas en el Capitolio, una pregunta clave será si habrá similitudes con el movimiento del Tea Party en 2010, obligando así a Biden a adoptar algunas de sus políticas más radicales si este logra ocupar la Casa Blanca", advierte Andrew Hunter, economista de Capital Economics. Desde su punto de vista, aunque las probabilidades de que los demócratas ganen ambas Cámaras han aumentado, la posibilidad de lograr una mayoría en el Senado sigue siendo escasa.
Aun así, una barrida legislativa y ejecutiva demócrata en la cita electoral elevaría el riesgo de una mayor regulación a la baca, en un momento en que la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC, por sus siglas en inglés) ya puso de manifiesto esta semana que los beneficios esta industria cayeron casi un 70%, hasta los 18.500 millones de dólares, en el primer trimestre.