El consejero delegado de BlackRock, la gestora de activos más grande del mundo, ha mostrado cautela ante la euforia experimentada por Wall Street en las últimas semanas. De hecho, Larry Fink, atisba un futuro sombrío para la mayor economía del mundo a medida que los estados y empresas preparan la ardua tarea de reactivar sus operaciones.
En una conferencia telefónica con varios clientes, de la que se hizo eco Bloomberg, perfiló una realidad que incluye quiebras masivas, aviones vacíos, consumidores cautos y un aumento en el impuesto de sociedades de hasta 9 puntos llevándola así al 28% o el 29%.
Fink, quien asesora al presidente de EEUU, Donald Trump sobre cómo navegar los efectos de la pandemia de coronavirus, y BlackRock, la entidad que ayuda a la Reserva Federal a comprar y gestionar miles de millones de dólares en activos, consideran que existe el riesgo de que la pandemia pueda dejar un impacto duradero en la psique del consumidor.
Este panorama se contradice con el optimismo que demuestra la bolsa americana desde que tocase fondo a finales de marzo. Desde entonces, el Dow Jones y el S&P 500 acumulan una rentabilidad de alrededor del 27% mientras que el Nasdaq Compuesto suma algo más de un 29%.
No obstante, el jueves conocimos como desde mediados de marzo el país acumula ya más de 33,5 millones de desempleados mientras se espera que el PIB sufra en el trimestre en curso su mayor contracción desde la II Guerra Mundial.
En estos momentos más de 30 millones de pequeñas empresas estadounidenses intentan mantenerse a flote, especialmente optando a las ayudas aprobadas por el gobierno federal. Dicho esto, si la crisis continúa, alrededor del 25% de las PYMES en EEUU podrían cerrar permanentemente antes de fin de año, según un informe publicado en abril por Main Street America, una red que formada por aproximadamente 300.000 pequeñas empresas.
En este sentido, Fink puso como ejemplo a los restaurantes que generalmente operan con márgenes muy ajustados y tendrán dificultades para sobrevivir mientras esbozan formas de atraer a sus comensales aplicando medidas que cumplan con el distanciamiento social.
El capitán de BlackRock también destacó que le preocupaba que el empeoramiento de la coyuntura económica pueda avivar aún más las llamas del nacionalismo. El impacto devastador del coronavirus podría convertir al populismo en una seria amenaza para el orden global.