La jornada del 16 de marzo de 2020 será recordada por muchos de los veteranos que operan en la Bolsa de Valores de Nueva York. Antes de comenzar la negociación y con la resaca dejada por la decisión de urgencia de la Reserva Federal de rebajar los tipos de interés hasta el 0% y el 0,25%, todo individuo que entrase en el edificio situado en el número 11 de Wall Street debía rellenar un formulario distribuido por la compañía de cuidados de salud, Somos.
En el mismo se preguntaba si el individuo en cuestión sufría síntomas relacionados con el COVID-19, si tenía fiebre o si ha viajado fuera de Estados Unidos recientemente. Tras firmar el documento y antes de poder acceder al parqué o las instalaciones de la New York Stock Exchange, profesionales médicos tomaban la temperatura a todos los empleados, operadores y prensa. Un sello con una estrella roja confirmaba que la persona había recibido el examen y no mostraba síntomas aparentes.
Con la negociación ya iniciada, los "cortafuegos", más conocidos como circuit-breakers en la jerga financiera, volvían a activarse nada más comenzar la negociación para digerir durante 15 minutos las pérdidas que llegaron a superar los 2.250 puntos para el Dow Jones. A pie de parqué, Peter Tuchman, explicaba a elEconomista.es. el sentimiento que se vivía entre los operadores tras las medidas implementadas por el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés).
"Básicamente la Fed está vaciando su pistola contra una tormenta sin tener otras balas", explica Tuchman, quien considera que, obviamente, el banco central tiene otras herramientas de estímulo y liquidez, pero en lo que se refiere al abaratamiento del dinero, la recámara "se ha quedado vacía".
Según su perspectiva esto a su vez genera una sensación de incertidumbre ya que hace pensar que el presidente de la Fed, Jerome Powell, y el resto de funcionarios, podrían estar atisbando escollos económicos que todavía no percibe el mercado. "Nunca hemos visto esto, navegamos aguas desconocidas, con nuevas reglas y nuevos modelos", señala el director de operaciones de Quattro Securities al ser preguntado por dónde está el fondo para la caídas que experimenta la renta variable de EEUU.
"Habrá fondos técnicos en los que la gente lo intentará y comprará. Pero algunos ya recomendaron comprar el viernes anterior, el lunes, el pasado jueves y ninguno de esos tipos ha tenido razón hasta ahora", señala Tuchman quien reconoce que no será él quien diga dónde está el fondo. Sí lo hacía el equipo de estrategas de Goldman Sachs observa que el S&P 500 podría llegar tocar los 2.000 puntos a mediados de año antes de experimentar un rebote que lo sitúe en los 3.200 puntos a finales de año.
Por su parte, Sam Stovall, director de inversión de CFRA, recordaba a sus clientes que "esto también pasará" y alentaba a los inversores a no convertirse en el peor enemigo de su cartera deshaciendo posiciones por pánico. Este estratega, fiel a los datos históricos, considera que precisamente la historia puede "servir como una dosis de Valium virtual al calmar los nervios de los inversores". En este sentido recuerda que los mercados bajistas anteriores que borraron un 20% más rápido que la media registrada, no solo tocaron fondo más rápido sino que también registraron las caídas más superficiales.
Al mismo tiempo, la presidenta de la New York Stock Exchange (NYSE), Stacey Cunningham, defendió la necesidad de mantener los mercados bursátiles abiertos y operativos. "Cerrar los mercados no cambiaría las causas subyacentes de la caída del mercado, eliminaría la transparencia en el sentimiento de los inversores y reduciría el acceso de los inversores a su dinero. Esto solo agravaría aún más la ansiedad actual del mercado", explicó en una serie de tuits.
Closing the markets would not change the underlying causes of the market decline, would remove transparency into investor sentiment, and reduce investors' access to their money. This would only further compound the current market anxiety. (3/3)
— Stacey Cunningham (@stacey_cunning) March 16, 2020
Cunningham distinguió entre el cierre de los mercados y el cierre del parqué de operaciones de la Bolsa de Valores de Nueva York, algo que podría ocurrir sin mayor disrupción dado que el NYSE cuenta con la arquitectura y los sistemas suficientes para facilitar la negociación de forma completamente electrónica.