
Cuando el arte urbano se extiende en un barrio de una gran ciudad anuncia que un proceso de gentrificación y de incremento del precio de la vivienda está en marcha.
Las pintadas reinvidicativas sirven para tomar el pulso a los barrios y a las ciudades, para escuchar las voces que no encuentran más interlocutor que las paredes, los cierres de los locales o los postes de luz. "Tu street art (arte urbano) me sube el alquiler" es uno de esos mensajes que los vecinos, quizá los más jóvenes y precarios (o no), de las castizas calles que serpentean entre las plazas de Cascorro y Lavapiés, en el distrito Centro de Madrid, han lanzado en las últimas semanas, paradójicamente encima de grafitis de estética elevada, con firmas prestigiosas, al menos de la cultura underground.
Artistas como Okuda, cuyo famoso mural de un simio pop en la Travesía de Cabestreros, en la esquina con la calle Embajadores, que posteriormente completó el lisboeta Bordalo II con una obra en relieve, luce un sello protesta que espeta: "Sí, el mono gentrifica".

"La subida de los alquileres y de los precios de vivienda y locales comerciales va pareja a la aparición de todo este escenario urbano, y, lógicamente, es un tema de oferta y demanda: ¿dónde quieres vivir? ¡Pues en los barrios más monos y más de moda!", reconoce Lola Ripollés, profesora de EAE Business School, quien recuerda que "son procesos de transformación urbana y movimientos que siempre han existido en las ciudades", y que "ahora los medimos más fehacientemente con datos, pero siempre ha habido cambios en los barrios porque las ciudades son seres vivos". "Lo hemos visto antes en Brixton, en Londres, en Nueva York, en Buenos Aires, en Medellín, en Hamburgo... El arte callejero añade interés cultural a las zonas low cost atrayendo a público nuevo y, junto con la construcción de museos, centros culturales y hasta conservatorios, puede tener un impacto sobre la demanda de vivienda y el incremento del precio de venta, así como la subsecuente revalorización del barrio", añade el equipo de expertos del comparador financiero HelpMyCash.
¿Causa o consecuencia de la gentrificación?
Los datos muestran que el arte urbano prolifera en los distritos en los que más suben los precios del mercado inmobiliario y los expertos no niegan este hecho, pero sí se preguntan si los grafitis son causa o consecuencia de este proceso. "Primero se da la gentrificación y el incremento del valor de las viviendas y luego llega el arte como un complemento del nuevo espíritu que emana el barrio", opina una fuente del sector que prefiere no ser citada, quien explica que "una zona que concentra determinado perfil vecinal y de comercios, normalmente vinculados al diseño (galerías, moda...) y la healthy food (comida saludable) está más abierta a la llegada de este tipo de iniciativas de grafiti cool".
"Forma parte de la leyenda urbana decir que primero llegan los artistas y luego los yuppies y se aburguesa el barrio, pero ¿ocurre realmente así? ¿son los artistas el pelotón de avanzada de la gentrificación y el desplazamiento de los más pobres? Existen estudios que nos confirman que no y los datos de los precios se toman cuando ya el proceso se ha iniciado: es testar a posteriori", advierte Lola Ripollés, quien hace referencia a un informe de la revista Urban Studies realizado en Estados Unidos sobre una muestra muy amplia de ciudades que remarca que efectivamente es al revés: "Si bien el arte florece en el contexto de la gentrificación, la presencia de las artes no es la que condiciona esta relación; antes compete a los ambientes gentrificados fomentar el crecimiento de las artes".
"El arte callejero añade interés cultural a las zonas 'low cost' y tiene un impacto sobre la demanda de vivienda y el precio"
"El arte puede ser una palanca pero las instituciones artísticas tienden a ubicarse en áreas ya prósperas y gentrificadas, y el arte urbano surge en medio de este proceso: puede que se adelante al institucional pero también indica que el cambio está ya en marcha", continúa la profesora del EAE Business School. Un ejemplo claro de esta perspectiva es el reciente cambio de nombre de la estación de Metro de Atocha a Estación del Arte, en Madrid, y la lluvia de nuevas galerías de arte, que han surgido en torno a ella y en las riberas del Museo del Reina Sofía y del Prado, pero también del mejor arte urbano de la ciudad, "y entonces empezamos a encontrar cafés hipsters, restaurantes veganos y locales de ocio alternativos", inciden desde HelpMyCash, desde donde añaden que "si las zonas urbanas contienen obras realizadas por artistas lo suficientemente famosos y se publicitan en tours de arte en portales como TripAdvisor, esto podría atraer un flujo de público a nivel nacional e internacional, lo que a su vez es un indicador de que es un barrio interesante en cuanto a la compraventa de vivienda".
"Otros síntomas de gentrificación son la aparición de tiendas alternativas y más sofisticadas que conviven con las tradicionales, de peluquerías y barberías, de locales de tratamientos para la salud relacionados con medicina natural, mercados que tienen los clásicos puestos junto a gastrobares o puestos convertidos en restaurantes más alternativos, tiendas de ropa independiente o complementos de moda más singulares; también tiendas de bicis, patinetes y otros modos de transporte, tiendas vintage de todo tipo en las que se pueden comprar cosas a las que no diste valor de casa de tus abuelos a un precio más caro, restaurancitos, sitios de tapas internacionales, delicatessen; en fin, toda una oferta atractiva para aquellos con poder económico y preocupación por lo trendy o de moda", concluye Lola Ripollés.