
Es habitual dedicar titulares y artículos enteros a la volatilidad de la bolsa, tanto cuando asciende provocando fuertes movimientos en índices y acciones, como cuando baja, devolviendo la relativa tranquilidad a los mercados.
No obstante, es menos conocido este indicador cuando se refiere al mercado de divisas, aunque no por ello menos importante. El caso es que esta volatilidad ha marcado mínimos históricos, según recoge el JP Morgan Global Forex Volatility Index, que sigue el mercado de opciones sobre las divisas para vaticinar los movimientos futuros.
"Hay muchos factores que influyen en estos cruces: la situación de la economía de cada país, los tipos de interés, la inflación, los intercambios comerciales... e incluso el precio de las materias primas, que están denominados en dólares", explica Juan Carlos Higueras, profesor del EAE Business School. "Además, hay un componente especulativo importante", advierte Higueras.
Según estos datos, el último registro ha sido de 5,18 puntos, el menor desde que el banco norteamericano creó este índice en 1992 y superando el anterior mínimo, alcanzado a mediados de 2014. Entre los factores que han apoyado este escenario, muchos expertos destacan la firma del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China en el que se reafirmó que el gigante asiático no intervendría el yuan.
El euro/dólar ya acumula más de un año moviéndose en un rango de menos de 5 centavos
Sin embargo, esta tendencia nació hace tiempo, en el momento en el que los grandes bancos centrales comenzaron el proceso de expansión monetaria, primero la Fed y posteriormente el BCE.
De hecho, Higueras señala "la convergencia de las políticas monetarias entre los distintos bancos centrales, especialmente los dos grandes" como uno de los factores que han acrecentado el descenso de esta volatilidad.
"El riesgo que existe dentro de este entorno sin precedentes es que los inversores comiencen a comportarse como si los activos de alto riesgo nunca pudieran desplomarse, lo que sería el comportamiento clásico de una burbuja", explica Jane Foley, jefe de estrategia de divisas de Rabobank. Olivia Álvarez, de Monex, agrega que "este patrón de complacencia es rápidamente susceptible de cambio y los datos históricos sugieren que los episodios de escasa volatilidad son la antesala de fluctuaciones abruptas en el mercado".
Por otro lado, esta calma puede ser un signo positivo ya que "los movimientos bruscos entre divisas suelen coincidir con fases de estrés entre países, trayectorias monetarias inestables o crecimientos divergentes", añaden desde Commerzbank.
Enrique Díaz-Alvarez, director de riesgos de Ebury, advierte de que "en cuanto veamos signos que apunten a un cambio, por ejemplo, en política monetaria si el BCE modifique su apreciación pesimista de la economía, o que la Fed se disponga a mover los tipos en cualquier dirección, esperamos que la volatilidad retorno a los mercados de divisas".
La media es de 10 puntos
Una prueba más de que la anormalidad lleva instaurada en este mercado, al menos, desde finales de 2016 es que desde 1992, el nivel medio de volatilidad en los intercambios monetarios supera los 10 puntos y desde entonces (2016) no ha alcanzado esta cifra, quedando ahora en la mitad de la misma.
Los últimos momentos de tensión datan de finales de 2015 y principios de 2016, coincidiendo con el desplome de los precios del petróleo. No obstante, el punto más alto de volatilidad en la historia fue la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, que fue el pistoletazo de salida de la gran crisis económica de los últimos años.
Sin ir más lejos, el par más negociado, el euro/dólar, alcanza ya 12 meses moviéndose en un rango de entre el 1,09 y el 1,14 dólares por euro.