
El pasado 1 de diciembre se cumplió el primer año de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, como Presidente de México y en el balance aparecen, sin duda, más sombras que lunes, al menos si nos ceñimos al ámbito económico. Pese a que la situación ya era delicada antes de la llegada de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) al Gobierno, los analistas alertaban de lo negativas que iban a ser para los mercados sus políticas.
Con los números en la mano, lo cierto es que la economía mexicana entró en recesión técnico tras registrar un crecimiento negativo tanto en el último trimestre de 2018 como en los tres primeros de este ejercicio y el empleo va camino de firmar el peor año en una década. Los tipos de interés se mantienen en máximos históricos y la inflación se ha quedado en el rango objetivo del banco central (entre el 2 y el 4%).
Así, Fitch ya le ha retirado el grado de inversión, con lo que si Moody's o Standard & Poor's hicieran lo mismo, la deuda soberana podría considerarse basura. No obstante, durante el primer año de mandato de AMLO, sus bonos han protagonizado un rally similar al del resto de este tipo de activos. Hace 12 meses, la rentabilidad que se le exigía al papel mexicano rozaba el 5% mientras que ahora sólo ofrece un 3,3% a una década, zona de mínimos no vistos desde mediados del año 2016.
Tampoco en el parqué de la bolsa ha sido mucho mejor. En este año, el IPC (su índice de referencia) se ha anotado poco más de un 1% frente a los casi 23 puntos del Bovespa brasileño, 13 del selectivo colombiano, y los casi 15 del EuroStoxx y el S&P 500. De hecho, en este periodo tan sólo ha superado al indicador chileno y se ha acercado a los de Perú y Argentina.
Olivia Álvarez, analista de Monex Europe, explica que "el contexto de incertidumbre comercial a nivel global ha jugado como un factor transversal en la pérdida de apetito por activos de economías emergentes durante el último año, pero en el caso de México la desconfianza sobre las políticas públicas de la nueva administración ha sido determinante".
Las tres compañías que más se han revalorizado bajo el mandato de López Obrador han sido la financiera Elektra, la farmacéutica Genomma y el Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA). Por contra, las más castigadas en estas 52 semanas han sido la cementera Cemex, la industrial Alfa y Televisa.
Más allá del parqué de la bolsa, lo que sí es cierto es que el peso mexicano se ha apreciado algo más de un 5% frente al dólar durante el último año. Esta evolución ha sido superior al que tuvo la divisa en los primeros ejercicios de las últimas cinco administraciones, aunque con una gran volatilidad, tal y como explica la analista de Monex: "los movimientos más pronunciados del peso mexicano este año reflejan la incertidumbre y la desconfianza de los inversores en torno a las políticas públicas.
Según los analistas de CIBanco, los factores que han presionado al alza a la moneda centroamericana son: "los recortes de los tipos de interés por parte de la Fed, el diferencial entre las rentabilidades que ofrecen los bonos mexicano frente a los estadounidenses y los equilibrios financieros que han mantenido desde la Administración al no incrementar los niveles de deuda".
El 5º mercado del Ibex
España y el mercado nacional no debería ser ajeno a lo que suceda en el país centroamércano ya que este se sitúa como el cuarto mercado extranjero más importante para las compañías domésticas. En concreto, un 4% de los ingresos del Ibex proceden de México y sólo Estados Unidos, Brasil y Reino Unido tienen más peso, en este sentido.
Por compañías, BBVA es sin duda la que tiene una mayor exposición al mercado mexicano ya que según los datos de Banco Sabadell, en 2018 casi un 30% de sus ingresos precedieron de allí. La siguiente más interesada es Meliá, con un 15%, y CAF, con cerca de un 12%. Otras firmas que hacen negocio allí son Acciona, Iberdrola y Santander.