
El coste de cubrirse de una apreciación de euro frente al dólar está en mínimos de 24 meses, en torno al 2,38%, según recoge Bloomberg, pero no compensa ni atendiendo al potencial de apreciación que los analistas proyectan de media para la divisa, ni porque se come todo el interés que el mercado exige a la deuda de Estados Unidos a 10 años -actualmente en torno al 1,785%- aun con la referencia de Alemania, el Bund, en el -0,3%.
El abaratamiento de protegerse ante una subida de la moneda común, desde el 3,6% que llegó a alcanzar a finales de 2018, ha ido acompañado con una caída de la volatilidad del cruce con el billete verde, que se sitúa en su suelo histórico. En este 2019, se ha movido en un rango de apenas 6 puntos porcentuales, uno de los más estrechos de los últimos años.
En este contexto excepcional, desde que arrancó el ejercicio, el euro pierde un 3,25% y el consenso de expertos que reúne Bloomberg espera que repunte algo menos de un 4% en los próximos meses, hasta los 1,15 dólares en los que fijan su valoración promedio.

"Ya nadie quiere mantener el efectivo en euros como un activo, pero todos lo demandan como un pasivo", asegura George Saravelos, estratega de Deutsche Bank AG, quien considera que la eurozona "está emergiendo como el nuevo proveedor global de liquidez para el sistema financiero mundial, reemplazando lentamente al dólar".
El experto alude a que la moneda común se utiliza cada vez más en préstamos internacionales, financiación interbancaria y traspasos transfronterizos y también al conocido carry trade, que consiste en endeudarse en divisas de sistemas con bajos tipos de interés para invertir en mercados que ofrecer mayores rendimientos.
Operaciones que funcionan cuando precisamente la volatilidad es baja, como ahora. Una tranquilidad que, por una parte, los analistas achacan a la fatiga que existe en el mercado respecto a los bandazos de la guerra comercial, lo que provoca que en estos momentos el optimismo y el pesimismo se maticen mucho y, por otro lado, a la previsibilidad de la política monetaria tanto de la Reserva Federal (Fed) como del Banco Central Europeo (BCE), después de que ambas instituciones hayan marcado con bastante nitidez sus estrategias de cara al próximo año.
La guerra comercial y el euro
"Un entorno favorable en las relaciones comerciales a nivel global y mayor apetito por las posiciones de riesgo restará fortaleza al dólar como activo refugio", reflexiona Olivia Álvarez, analista de Monex Europe, quien confía en que "la tendencia del par euro/dólar para el próximo año debiera apuntar hacia una recuperación gradual de la moneda única", en un escenario en el que se den pasos hacia un acuerdo comercial, aunque éste se retrasase hasta final de 2020, tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Desde la perspectiva del análisis de George Saravelos, de Deutsche Bank, el euro se mantendrá estable, incluso mostrará cierta debilidad "en los picos de volatilidad benigna", durante los períodos positivos de apetito por el riesgo, pero las distintas amenazas "que puedan genera fuertes episodios de volatilidad en escenarios de caídas de las bolsas se traducirán en una rápida apreciación de la divisa comunitaria".
La tensión comercial apoya al dólar
A corto plazo, "el nerviosismo de los mercados se concentra en la posible aplicación de una nueva ronda de aranceles a importaciones chinas por valor de 160.000 millones de dólares si el acuerdo no es concretado para mediados de diciembre", reconoce Monex Europe. Un contexto que podría presionar a la 'moneda común' y favorecer al dólar. A medio plazo, el equipo de analistas de Credit Suisse considera que "la eurozona estabilizará su crecimiento gracias a estímulos fiscales y a una disminución de la incertidumbre del 'Brexit', lo que debería respaldar al euro".