
Las reclamaciones contra la banca por las tarjetas de crédito crecen en 2019 por segundo año consecutivo, tras bajar en 2016 y estancarse n 2017. El repunte de las quejas presentadas por los clientes al Banco de España llega en mitad de la advertencia del organismo que lidera Pablo Hernández de Cos al sector financiero por un posible aumento de la litigiosidad por las tarjetas de crédito, y muy especialmente, las revolving.
Según los últimos datos del Banco de España, a cierre de septiembre de 2019, ya se han registrado más de 1.800 reclamaciones a las distintas entidades que operan en España por las tarjetas, misma cifra que la que se registró en todo 2018 por este mismo motivo. El ritmo de entrada de quejas por este motivo es de una media de 605 reclamaciones al trimestre, lo que apunta a que el año 2019 puede acabar con en torno a unas 2.400 quejas por tarjetas, un 28 por ciento más que el año pasado y hasta un 64 por ciento más que hace dos años.
De hecho, estas reclamaciones ya suponen casi el 17 por ciento del total de quejas de los usuarios a la banca, aunque aún distan del casi 31 por ciento que siguen pesando aún en el total las reclamaciones por hipotecas. No obstante, el peso de las tarjetas se ha incrementado notablemente, puesto que en 2017 solo suponían el 3,7 por ciento de los asuntos registrados.
El Banco de España alertó en su último Informe de Estabilidad Financiera, publicado el pasado 31 de octubre, que, a pesar de que ya se den por amortizados los casos judiciales por las cláusulas suelo, "existe la posibilidad de que haya nuevos litigios".
El organismo señaló que en 2018 "se ha producido un importante incremento" de las reclamaciones al Banco de España relacionadas con tarjetas de crédito, así como de los litigios sobre los términos de contratos de crédito revolving, en particular las tarjetas de pago aplazado. "Esto sugiere un potencial aumento de la litigiosidad en este segmento del negocio bancario", avisaba el supervisor nacional.
El Gobierno toma medidas
El Gobierno ya ha tomado cartas en el asunto y prepara una orden, a través del Ministerio de Economía y Empresa, para proteger a los usuarios, pero que a la par, también evitará un incremento de litigiosidad para la banca.
El objetivo de esta orden es incrementar la transparencia y protección de los clientes que contraten estos productos a través de obligar a las entidades que aumenten la información que el prestatario recibe para que tenga un conocimiento específico y claro del contenido y efectos del servicio que va a contratar y sepa con precisión la deuda que mantiene periódicamente con la entidad.
Las tarjetas revolving son visas de crédito que en vez de posponer el pago de una compra al mes siguiente, permite al usuario abonarlo en los plazos que elija, con sus respectivos intereses y comisiones. Los intereses de este producto suelen ser mayores que los de otros tipos de créditos y, si se extienden mucho los plazos y más larga es la fecha de amortización, mayores son los intereses que se les aplica. A su par, cuando el usuario paga un plazo de la deuda, este dinero pasa automáticamente a convertirse de nuevo en crédito para el cliente, de ahí el nombre revolving (giratorio).