
España encara las Elecciones Generales del 10 de noviembre en pleno pico de tensión del desafío soberanista en Cataluña, sin que el mercado esté dando muestras de preocupación. La prima de riesgo se mantiene estable, cerca de los 65 puntos básicos. Incluso ha caído ligeramente desde que arrancó octubre, 8 enteros, "lo que demuestra que los inversores no están demasiado nerviosos por los comicios ni por el tema catalán, algo que se ve también en la tranquilidad de los bonos de la región", apunta Tomás García-Purriños, experto de Morabanc AM. Lo sorprendente es que esta relajación es mucho mayor en el caso de Portugal, cuyo diferencial particular con España se dio la vuelta a su favor por primera vez desde 2009 a principios de octubre. Desde entonces ha aumentado hasta superar los 7 puntos básicos, batiendo el nivel marcado ese año y situándose en máximos no vistos desde 2006, cuando la rentabilidad del bono español llegó a ser 60 puntos básicos superior a la del portugués. La del primero ahora está en el 0,27% y la del segundo, en el 0,20%.
"Portugal se ha tomado muy en serio el mandato Bruselas: está cumpliendo con el objetivo de déficit y lo tiene como pilar de su política económica", argumenta Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School, quien, eso sí, no lo ve como comparable por su tamaño.
A Ángel Talavera, de Oxford Economics, no le parece suficiente esta explicación: "Sinceramente me cuesta entender que haya llegado a superar al bono español, ha sido un rally tremendo desde 2017 (el interés cae 400 puntos desde enero y el de España lo hace 160 enteros en el mismo periodo)". El economista admite que "sus números de déficit son mucho mejores, pero en lo demás (endeudamiento, crecimiento...) sigue por detrás". Por su parte, Enrique Lluva, estratega de renta fija de Imantia Capital, incide en que "tiene un mercado muy estrecho, donde puede ser determinante el volumen de compras del BCE".
El nuevo programa de adquisición de activos del BCE por 20.000 millones al mes entró en vigor el pasado viernes y la clave está, según continúa Lluva, en que "da para cubrir la deuda nueva que emite Europa y no va a comprar stock precedente, aunque no es lo mismo Italia o Portugal que Alemania, que está cerca del límite". En la misma línea, Ángel Talavera se muestra escéptico ante el impacto a nivel general porque "la cantidad es modesta y porque, como ocurrió con el primer programa, es posible que los intereses no caigan o incluso suban, ya que expulsa a inversores que se mueven fuera de la Eurozona".
Ganancias 'fáciles' en Italia
"Si el diferencial con Italia o Portugal se reduce pero frente a Alemania se mantiene es porque el mercado percibe un menor riesgo en estos países y un riesgo estable en España", condensa Tomás García-Purriños. El comportamiento del interés que se exige a la deuda italiana no ha sido menos espectacular y el diferencial con España, que llegó a ser de 250 puntos básicos en 2018, es ahora de apenas 30 enteros. "Se ha beneficiado de ser uno de los últimos bonos europeos que dan algo de rendimiento a la vez que ha cambiado a un entorno político mucho menos hostil, y eso ha llevado a una entrada de compras substancial en los últimos meses, cuando los inversores han visto la oportunidad de tener ganancias relativamente fáciles a corto plazo", reconoce Ángel Talavera.
"Sigue habiendo un flujo positivo, porque, además, ha dejado de generar titulares, pero nada es eterno y si las curvas core siguen para arriba (el bono de referencia de Francia llegó a rozar terreno positivo el 28 de octubre y el interés del bund alemán repunta 30 puntos básicos desde mínimos), Italia no puede continuar consumiendo diferencial y, en consecuencia, aumentará también su rentabilidad", concluye Enrique Lluva.