
Año 2050. Europa se ha convertido en la primera economía descarbonizada del mundo, cumpliendo así la meta marcada por Bruselas allá por finales de 2018 de reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero. Idílico, ¿verdad? Aunque a día de hoy parezca una quimera, el reto de la descarbonización es uno de los focos que aún no se ha encendido en el camino de las firmas energéticas en un horizonte cercano, pero que está muy presente en los planes del club comunitario y empieza, poco a poco, a alumbrar las expectativas sobre el sector a medio plazo.
Hasta la fecha Alemania ha sido el único país en concretar un ambicioso y multimillonario paquete de medidas medioambientales con el que pretende hacer que la mayor eco nomía de Europa cumpla sus objetivos de reducción de emisiones de CO2 para 2030, año en el que se hace obligatoria la reducción de emisiones de la Unión Europea en un mínimo del 40% con respecto a 1990.
A falta de conocer algunos flecos, el coste de las medidas alcanzará al menos los 40.000 millones de euros que se utilizarán para potenciar las energías renovables, penalizar al CO2, potenciar los viajes en tren abaratando el precio del billete y encareciendo el transporte aéreo, entre otras medidas.
Pero al margen del plan climático que presentó este viernes el Gobierno de Angela Merkel junto a sus socios socialdemócratas, ya suena cierto runrún en mercado con la posibilidad de que en algunos países de la UE como, precisamente, Alemania, empiecen a ofrecer ventajas fiscales a las empresas de esta industria con el fin de implementar las medidas necesarias para cumplir con los objetivos de descarbonización, lo que sin duda beneficiaría a estas compañías pese a que aún no se han puesto en precio.
En opinión de Ángel Pérez, analista de Renta 4, "este tipo de prácticas suele ser habitual cuando se busca desarrollar un sector, por lo que no es descartable que los países continúen utilizando estos mecanismos para desarrollar los sistemas eléctricos y hacerlos libres de emisiones".
Abierta la competición
El experto admite no disponer aún de cifras concretas en este sentido, pero subraya que el desarrollo de las tecnologías renovables ha permitido que éstas puedan competir con tecnologías convencionales. "Lo que pasa es que el fuerte nivel de inversión que se tiene que llevar a cabo podría sacar a algunos players, por lo que si quieren hacerlo con celeridad necesitarán facilitar la inversión de alguna manera", observa.
Las utilities han brillado en el parqué en los últimos tiempos y, especialmente, en los momentos de mayor vértigo en mercado, como fue 2018 -uno de los peores años en renta variable de la última década, donde fueron el único sector que cerró el año en positivo- y en los meses de mayor pesimismo del presente, como sucedió en enero, mayo y agosto, cuando confluyeron el miedo a una recesión a nivel global, la escalada de tensión en la guerra comercial y la incertidumbre política por el Brexit. Sin olvidar, por otra parte, que las políticas monetarias actuales favorecen a sectores con fuerte apalancamiento o que necesiten financiarse, como es el eléctrico.
Un sector que calienta, pero es caro
El saldo anual que arroja estas compañías europeas es cercano al 18%, frente al 16% que sube el Stoxx 600 en el mismo periodo. "Las cotizaciones del sector recogen las buenas perspectivas respecto al crecimiento a través de renovables pero no las subvenciones, estas tecnologías ya son rentables por sí mismas", señala Pérez.
Pero el calentón bursátil ha venido acompañado de un encarecimiento de los títulos de esta industria por su multiplicador de beneficios, que de media, cotiza en las 20 veces, lo que las convierte en una industria cara, y por ende, menos atractivas, aparentemente, que lo pueden ser las castigadas automovilísticas, con un PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) cuatro veces inferior.
Su buen rendimiento, sin olvidar los riesgos a los que se enfrentan estas firmas por el carácter regulado de sus negocios también ha deteriorado las valoraciones que emiten los analistas sobre algunas de estos valores, en concreto, los españoles, donde ninguna recibe un consejo de compra por parte del consenso que recoge FactSet.
Pero lejos de haber fundido los plomos, las energéticas cobran interés si se tiene en cuenta que los focos de la UE en esta materia aún están por encenderse. Eso sí, a la hora de sacar partido a la transición energética hay que saber detectar dónde están las amenazas y oportunidades en un sector donde conviven firmas de distinta naturaleza.
Desde Citi esperan que a medida que la industria se enfoca en la descarbonización, el panorama de las utilities europeas cambie con una disminución sustancial en la demanda de gas, con una caída del 33,6%, para 2050 y cierto aumento en la demanda de electricidad con un 20%, según sus cálculos, lo que podría dejar fuera de juego a las gasistas. Otra de las más perjudicadas es Electricité de France (EDF) -con el monopolio de nucleares en territorio galo- uno de los pesos pesados por capitalización y con mejor recomendación pero que está sufriendo dentro y fuera del parqué el desenamoramiento de Francia por la energía nuclear.
Ante este nuevo escenario, ¿cuáles son las firmas más atractivas para sacar partido al escenario energético que se abre en Europa?
Engie
Pese a que en su cuenta de resultados todavía pesa de manera importante la generación nuclear, la francesa -valor Eco30, el índice de ideas de calidad internacional de elEconomista- se ha propuesto junto a la portuguesa EDP convertirse en líderes en energía eólica marina a través de una joint venture controlada a partes iguales, lo que convertirá a Engie en uno de los cinco mayores operadores de offshore a nivel global. Engie puede presumir de lucir la mejor recomendación de compra entre las grandes del sector, con 8 de cada 10 analistas aconsejando tomar posiciones en el valor y ninguna recomendación de venta y un potencial del 9%. También tiene el honor de ser una de las que mejor retribuye al accionista -se espera que su rentabilidad por dividendo alcance el 5,7% el próximo año-y ofrece una prima de fidelidad, es decir, él dividendo aumenta si te quedas en la compañía. También se espera que cambie las pérdidas de 2018 (157 millones de euros) por ganancias que superen los 2.600 millones este año.
Enel
A un paso de renovar sus máximos del último lustro, sus títulos se han revalorizado mas de un 33% en 2019. La italiana, que también es miembro del Eco30, es la eléctrica que más vale en bolsa, con una capitalización que supera los 67.200 millones de euros. Un ascenso que se ha acelerado en los últimos años a la vez que Enel incrementaba la producción de energía menos contaminante en el continente americano, mercado al que accedió a raíz de la opa que lanzó sobre Endesa en 2007 y gracias a la que Enel accedió a una vasta infraestructura energética.
"Enel ha establecido el objetivo de ser carbono neutral [no emitir dióxido de carbono a la atmósfera] en 2050", explica Kyle Harrison, de Bloomberg New Energy Finance, "y tendrá que añadir cantidades significativas de energía limpia a su cartera de producción para alcanzar sus metas". Prueba de ello es la adquisición reciente de tres compañías de energía renovable en Brasil y el contrato con la cadena de ropa GAP para suministrar energía verde a la mitad de sus tiendas en EEUU.
RWE
La luz verde de la UE al canje de activos entre RWE y E.ON convertirá a la primera en una de las principales empresas de energías renovables del mundo. "Creemos que los inversores siguen ignorando la transformación de RWE en la economía europea, el tercer actor más importante en el sector de las energías renovables", apuntan desde Barclays firma que le otorga un precio objetivo de 30 euros, lo que a precios actuales representa un potencial del 9% a pesar de la subida superior al 40% que acumula en 2019. Con una recomendación de mantener para los expertos, RWE experimentará el mayor crecimiento del sector en el trienio. Según lo esperado, duplicará sus ganancias en 2021, año en el que se quedará cerca de alcanzar los 1.400 millones de euros.
Iberdrola
La representante española en el nuevo mapa energético es Iberdrola, la segunda mayor por capitalización y también la que más sube tras Enel, lo que ha dejado a sus títulos sin potencial y con una prima del 12% frente a sus comparables. Precisamente, es una de las firmas que más se ha anticipado a la descarbonización con su apuesta por las renovables desde que Ignacio Sánchez Galán se marcara cuando como objetivo virar el negocio hacia el verde con su nombramiento como consejero delegado en 2001. Para UBS, Iberdrola está viendo una creciente demanda de acuerdos de compra de energía renovable corporativos en Europa "impulsados por la reducción o estabilización de costes", pero también por los "objetivos de sostenibilidad". Si se cumple lo previsto, la compañía experimentará un crecimiento de sus ganancias del 21% de cara a 2021, año en el que se espera que supere los 3.700 millones de euros.
E.On
La segunda implicada en la megaoperación que está revolucionando el panorama eléctrico alemán es la más barata para entrar en juego por la vía del beneficio al cotizar con un descuento por PER del 16% frente a sus comparables. La firma, que sólo sube un 5% cuenta con un potencial del 6%. "Vemos una gran oportunidad de compra basada en lo que percibimos como una significativa infravaloración y negatividad exagerada", señalan desde Barclays.