
Tras la reforma fiscal de Donald Trump, las cotizadas de Estados Unidos se lanzaron en tromba a recomprar acciones propias, lo que ha sido un apoyo para el mercado durante los últimos años. Sin embargo, esta tendencia ha comenzado a ralentizarse en la primera mitad del año en medio de una incertidumbre creciente y una fuerte ralentización del aumento de las ganancias.
Según los datos recopilados por Bernstein, en la primera mitad del año se han anunciado 446.000 millones de dólares (más de 400.000 millones de euros) en buybacks, una caída de casi el 30% con respecto al mismo periodo del año anterior. "Como un efecto colateral de la caída en los beneficios, el frenesí de recompras de acciones probablemente disminuya, ya que los flujos de caja y los beneficios se deteriorarán. Por lo tanto, el mercado perderá uno de los catalizadores de los últimos años. De hecho, la actividad ya se ha ralentizado de manera significativa", reflexionan desde Nordea.
"En los últimos ejercicios, los buybacks han sido una fuente de demanda adicional muy por encima de minoristas e institucionales"
Según los cálculos de Barclays, en los últimos 12 meses han salido casi 100.000 millones de dólares de los productos de deuda de Estados Unidos, algo que se ha visto ampliamente compensado por el incremento en las recompras de acciones. "La actividad de recompra de las empresas se ha visto como un comprador de último recurso dadas las salidas de dinero en los fondos de inversión y los ETF durante los últimos años", señalan desde Citi.
"En los últimos ejercicios, los buybacks han sido una fuente de demanda adicional, muy por encima de minoristas e institucionales, especialmente en Estados Unidos", inciden en Bernstein, donde calculan que a final de año las recompras podrían alcanzar los 700.000 millones de euros, frente al billón del pasado año. "Pensamos que las compañías se están volviendo más conservadoras con su caja, ya que la confianza empresarial permanece bastante por debajo de los altos del pasado año", resumen los expertos de RBC Capital Markets.
Ralentización
En lo que va de año las perspectivas de ganancias del S&P 500 se han contraído sustancialmente. En concreto, las expectativas actuales marcan un aumento del beneficio por acción de apenas el 1,7%, frente al 7,7% que se estimaba cuando arrancó el ejercicio. Esto puede provocar que algunas compañías comiencen a ser más conservadoras en sus programas de recompras. "Aunque los buybacks ayudan a compensar parte de la caída en los márgenes y un crecimiento tímido de las ventas, esperamos que el impacto que supuso la repatriación de caja de otros países desaparezca en el segundo semestre del año. Además, un aumento decepcionante de los beneficios incentiva a las empresas a ser más conservadoras", apuntan desde Morgan Stanley.
Precisamente, una de las ventajas que encuentran las cotizadas en los buybacks frente a los dividendos es que es más fácil cancelarlos en una época de debilidad, algo que podría estar a la vuelta de la esquina. "Una de las razones por las que las empresas han incrementado más las recompras que los dividendos es que las primeras ofrecen más flexibilidad a la directiva a la hora de incrementar o disminuir la cantidad de caja que se devuelve a los accionistas. En términos generales, el aumento de los buybacks sigue la trayectoria del de los beneficios, por lo que cambios bruscos en las ganancias implican una variación fuerte en estos programas", razonan desde Goldman Sachs.
Asimismo, en el banco norteamericano advierten de que las compañías están retornando más dinero a los accionistas del flujo de caja que generan, algo que no pasaba desde la crisis: "Los payouts son elevados, la tesorería ha disminuido y el endeudamiento ha aumentado a máximos históricos".
Un 'payout' disparado
Según datos de Morgan Stanley, el dinero destinado a retribuir a los accionistas supera a los beneficios que logran las empresas, algo que ya ha empezado a preocupar al mercado. La encuesta de gestores de julio de Bank of America Merrill Lynch mostraba que el porcentaje de gestores que consideraba que el payout de las compañías era demasiado alto estaba en máximos históricos, con un 38% neto -los que responden que están preocupados menos aquellos que contestan que no lo están-.
A un crecimiento de los beneficios mucho más tímido que en años anteriores, se suma el elevado endeudamiento de las compañías norteamericanas. Según las estimaciones del consenso recogido por FactSet, las firmas del S&P 500 acabarán el año 2019 con una ratio de deuda/ebitda de 1,44 veces, la más elevada desde el máximo marcado en 2008, en las 1,49 veces. Desde Bernstein inciden en que "muchos inversores parecen cómodos con que las empresas simplemente sigan emitiendo deuda y recomprando acciones. Pero estamos en desacuerdo". "La baja calidad de los bonos corporativos de EEUU unida a un crecimiento más lento llevará a que en los próximos 12 meses los diferenciales de crédito se amplíen, lo que afectará a los buybacks y eliminará una de las ventajas de EEUU sobre Europa", concluyen.
Durante años invertir en aquellas empresas que realizan las mayores recompras de acciones había sido una buena táctica en Estados Unidos, pero esta tendencia ya no se sostiene. Desde el 15 de febrero, el S&P 500 adelanta en 6 puntos porcentuales a estas compañías. Según datos de Goldman Sachs, el sector tecnológico es el que ofrece una rentabilidad más alta en sus recompras, del 5%. Le sigue el financiero, con un 4,6%. La media del S&P 500 se quedaría en el 3,2%. Por el contrario, son las eléctricas y las inmobiliarias las que ofrecen programas de recompras menos atractivos, con un rendimiento del 0,4% y el 0,6%, respectivamente.