
La depreciación de las divisas en los mercados emergentes en los que está presente Telefónica -Argentina, Brasil o México- y la mayor competencia en España -especialmente por "el crecimiento de MásMóvil", según observa JP Morgan- han llevado al conjunto de analistas que cubren a la teleco española a rebajar sus estimaciones de ingresos para este año y para el siguiente por debajo de los 50.000 millones de euros. Desde 2005, la cifra de negocio de la compañía que actualmente preside José María Álvarez-Pallete solo ha sido menor a esta cantidad una vez, en 2015.
Estas previsiones condenan a Telefónica a no cumplir con su propio objetivo de hacer crecer las ventas un 1% este año respecto a 2017. Para ello, tendría que ingresar 52.528 millones, una cifra que, según las mismas estimaciones, no alcanzará en los próximos tres ejercicios.
En lo que va de año, los analistas han rebajado sus previsiones de ventas un 4% para el presente curso y un 4,5% para el próximo, hasta los 49.542 millones y los 49.667 millones, respectivamente. Una tendencia que es similar en el oibda (resultado operativo antes de amortizaciones según la nomenclatura de la propia compañía). El consenso de expertos que sigue su cotización ha recortado su previsión media de ganancias brutas para 2018 un 4,8% desde el primero de enero, desde 16.686 millones de euros hasta 15.922 millones. En 2017, Telefónica elevó su oibda hasta los 16.187 millones de euros. Este recorte implica que la teleco tampoco cumplirá con su meta de expandir su margen operativo 0,5 puntos porcentuales, y apunta, incluso, a una contracción.
Estas peores perspectivas se han trasladado irremediablemente a la bolsa, donde las acciones de Telefónica cotizan en mínimos de 2003, tras acumular una caída del 13,8% en 2018. Unas caídas que se han agravado especialmente en los últimos meses. Desde que el peso argentino comenzó su calvario particular el 1 de mayo, los títulos de la teleco ceden un 16,8%. El pasado viernes, ante el enésimo desplome de la moneda sudamericana -en la que Telefónica consigue cerca de un 7% de su negocio-, cedieron los simbólicos 7 euros, tras cerrar la sesión con una caída cercana al 1,7%. Este lunes, los títulos apenas consiguieron rebotar y acabaron en 7,005 euros, un nivel que vuelven a ceder este martes.
En este periodo, que ha coincidido con la escalada de la guerra comercial, otras divisas de las que depende Telefónica han sufrido las consecuencias y el contagio de las tensiones que sufren las economías emergentes. Es el caso del real brasileño -en el que genera casi un 25% de su facturación y que se deprecia un 12% frente al euro desde el 1 de mayo- y del peso mexicano -que representa un 2,6% de sus ingresos y que cede un 3% desde agosto-.
Y más allá de las previsiones, Telefónica tiene que lidiar con la historia. Si en lo que queda de año no remonta en bolsa, sumará su cuarto ejercicio consecutivo en negativo -en 2015 perdió un 13,15%, en 2016 un 13,83% y en 2017 un 7,88%-, algo que no ha ocurrido en toda su vida bursátil. Estas pérdidas provocan, además, que el peso de la teleco en el Ibex 35 -el porcentaje que los 36.371 millones que capitaliza actualmente representa respecto al tamaño total del índice- esté en mínimos de su historia como cotizada, al quedarse en el 7,5%. Lejos quedan los tiempos en los que coincidió con sus filiales Terra y TPI en el selectivo y llegó a aglutinar el 57% de su capitalización.
Este contexto puede verse como una oportunidad de inversión si, como indica JP Morgan, Telefónica "logra aflorar valor con la venta de algunos de los activos" de los que ha intentado deshacerse recientemente para reducir deuda, su gran lastre de los últimos años. La teleco volvió a ser seleccionada por el mayor consenso de analistas del mercado español en la última revisión del Eco10 -el índice de ideas de calidad de elEconomista- y tiene por delante un potencial del 33% para los analistas que reúne Bloomberg. Tras las últimas caídas, la rentabilidad de su dividendo asciende al 5,8% en 2019.