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EEUU denuncia a Live Nation-Ticketmaster por monopolio y pide su separación

  • El Gobierno le acusa de subir precios y presionar a las salas
El concierto de Taylor Swift, en la web de Live Nation. Foto: Bloomberg

El Departamento de Justicia de EEUU y una treintena de estados han presentado una demanda contra Live Nation Entertainment, acusando a la empresa de eventos en directo de haber creado un monopolio ilegal "arraigado" sobre el sector. El objetivo de la demanda es forzar a la compañía a vender el gigante de venta de entradas Ticketmaster, que compró en 2010 por 2.500 millones de dólares.

En la demanda, las autoridades antimonopolio afirman que Live Nation y Ticketmaster han participado en una serie de prácticas anticompetitivas, como la firma de contratos exclusivos a largo plazo en estadios y locales de eventos y la toma de represalias contra los rivales que intentan utilizar alternativas a las salas de Live Nation.

"La industria de la música en vivo en EEUU está en quiebra porque Live Nation-Ticketmaster abusa de su monopolio", dijo el Fiscal General Antimonopolio, Jonathan Kanter, en una conferencia de prensa. El fiscal general, Merrick Garland, lo confirmó: "Es hora de romper con esto. El pueblo estadounidense está preparado para ello", añadió Garland, citando al título de una canción del álbum Reputation de Taylor Swift, Ready for it.

Live Nation controla más de 265 salas de conciertos en Norteamérica y gestiona más de 400 artistas, según el Departamento de Justicia. En general, controla al menos el 80% de las entradas para conciertos en las principales salas. El Gobierno de EEUU cree que el resultado ha sido un aumento generalizado de los precios que cobra Live Nation a organizadores y espectadores, porque "no hay otras opciones". Las salas temen perder conciertos e ingresos si no trabajan con Ticketmaster, según el gobierno.

"Es bien conocido en toda la industria de los conciertos en directo, exactamente como Live Nation pretendía, que trabajar con otras empresas de venta de entradas que no sean Ticketmaster conlleva un enorme riesgo y un dolor financiero futuro", dijo el Departamento de Justicia en la denuncia.

'Un movimiento de relaciones públicas'

Live Nation respondió que se defendería de las "acusaciones infundadas" de la demanda: "La demanda del Departamento de Justicia no resolverá los problemas que preocupan a los espectadores en relación con los precios de las entradas, las tasas de gestión y el acceso a espectáculos muy solicitados", dijo la compañía en un comunicado. "Llamar a Ticketmaster un monopolio puede ser una victoria de relaciones públicas para el Departamento de Justicia en el corto plazo, pero perderá en los tribunales porque ignora los aspectos económicos básicos del entretenimiento en vivo, como el hecho de que la mayor parte de las tasas de gestión van a parar las salas, y que la competencia ha erosionado constantemente la cuota de mercado y el margen de ganancias de Ticketmaster".

Esta demanda es el cuarto gran caso antimonopolio que se presenta en EEUU en la última década, después de Google, Amazon y una demanda presentada a principios de este año contra Apple.

Un monopolio "arraigado"

La conducta monopolística que alega el Gobierno es más amplia, más reciente y afecta a otros mercados adicionales. Para Kanter, esta demanda prueba un "patrón de conducta sistémico y sistemático". "Algunos monopolios están tan arraigados y los problemas son tan difíciles de abordar que requieren soluciones decisivas y efectivas", afirmó.

El Departamento de Justicia también ataca al "servicio al cliente deficiente" de la empresa. Por ejemplo, los fans de Swift se quejaron de forma generalizada cuando decenas de miles de Swifties no pudieron completar la compra de sus entradas para su exitosa gira Eras. Live Nation dijo que el fiasco fue el resultado de una "reventa de entradas a escala industrial" impulsada por "bots" automatizados.

Ticketmaster, la mayor empresa de venta de entradas de EEUU, se fusionó con Live Nation, el mayor promotor de conciertos, hace 14 años tras una larga investigación antimonopolio. Las autoridades antimonopolio permitieron la compra con condiciones, como que se comprometiera a no vincular los servicios de ambas compañías y a no tomar represalias contra las salas que cambiaran de promotores o de servicios de venta de entradas. Pero ese decreto de consentimiento previo, "que abordaba problemas diferentes de los que tratamos ahora, no logró impedir que Live Nation y Ticketmaster violaran otras leyes antimonopolio de maneras cada vez más graves", dijo el Departamento de Justicia en su denuncia.

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