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La cara oculta de los saudíes en el acuerdo con la OPEP

Imagen: Dreamstime.

La OPEP llegó a un principio de acuerdo el pasado 28 de septiembre para limitar la producción de crudo. El entendimiento entre las diferentes posturas, encabezadas por Arabia Saudí e Irán, surgió contra todo pronóstico. La mayor parte de expertos descartaban, como ya había ocurrido en anteriores ocasiones, un punto en común entre los dos países, principalmente por el enfrentamiento político que mantienen.

Sin embargo, si bien Irán no cambió la postura que lleva defendiendo en el último año -no limitar la producción hasta que alcance 4 millones de barriles-, Arabia sí se mostró más flexible, propiciando un acuerdo que se debe ratificar en noviembre.

Muchos inversores se pueden estar preguntando qué es lo que ha cambiado ahora para que Arabia modifique su estrategia, que estaba dando sus frutos: EEUU está rebajando la producción de petróleo, al mismo tiempo que el precio del barril ha subido casi un 90% desde los mínimos del año. La solidaridad con sus compañeros de la OPEP que más están sufriendo el crudo barato no parece probable, teniendo en cuenta la torre de Babel que ha sido la Organización, y más en los últimos tiempos. Una teoría que cuadra con el cambio de postura de Arabia es, precisamente, la emisión de deuda que acaba de lanzar.

Teniendo en cuenta el tamaño de la emisión y la importancia que tiene para Arabia de cara a financiar un cambio de rumbo de su economía hacia una menos dependiente del crudo, es lógico pensar que pretendía que saliese todo perfecto, y eso pasa por alejar el miedo de ver fuertes caídas para el oro negro. Arabia depende enormemente del petróleo, y un barril estable, por encima de 50 dólares, sin duda tiene que ver con la rentabilidad que pagará el país a sus acreedores.

Considerando que esta es la estrategia del país saudí, la cuestión es ahora si, una vez tengan el dinero en sus manos, ¿volverán a endurecer su postura frente a Irán y echarán por tierra el acuerdo para limitar? No sería sorprendente ver, como ocurrió en abril en Doha, que el acuerdo se va al traste antes de que formalice oficialmente.

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