
Aunque las decisiones en el seno de la OPEP y los países productores suelen ser a menudo una sorpresa, da la sensación de que esta vez se está tardando más de lo normal en llegar a un acuerdo tan simple como la congelación de la producción petrolera. Acaba la huelga del petróleo en Kuwait.
Según indican varias personas que asistieron a la reunión de Doha, los mandatarios de Arabia Saudí están haciendo cosas muy raras, nadie sabe por qué ni cuál es la intención del reino, pero lo cierto es que muchos países están sufriendo las decisiones de Arabia Saudí.
Para el ministro del Petróleo de Venezuela, Eulogio del Pino, la voz de Ali al-Naimi, el responsable petrolero más influyente del mundo en las dos últimas décadas, ya no es la de Arabia Saudí. Y Del Pino sigue intentando averiguar quién habla por el reino.
Mientras se desvanecían el domingo las perspectivas de lograr el primer acuerdo en 15 años entre países externos al cártel y miembros de la OPEP, por las exigencias de último minuto de Arabia Saudí, los ministros reunidos en Qatar pidieron a Naimi que salvara el acuerdo a toda costa, según ha contado Del Pino.
No deciden nada
"Desafortunadamente, las personas que representaban a los saudíes en la reunión no tenían autoridad para decidir sobre nada", comentó Del Pino a varios periodistas el lunes en Moscú, un día después de que las exigencias de Arabia Saudí a su máximo rival Irán arruinaran un esperado acuerdo para congelar la producción de petróleo.
"Ni siquiera Naimi tenía autoridad para cambiar algo. Los saudíes dijeron 'tenemos nuevos documentos y o los aprueban o no hay acuerdo'", dijo Del Pino. "Fue una decisión puramente política. Omán, Irak, todos estaban decepcionados y un ministro me dijo que fue su peor reunión".
Venezuela, que es miembro de la OPEP y uno de los países más golpeados por la reciente caída de los precios del crudo, mantiene una relación tensa con Riad, la capital del país que dirige el cártel desde hace décadas.
¿Ha cambiado Arabia Saudí?
Sin embargo, la frustración de Del Pino está teniendo eco dentro y fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde que el vicepríncipe heredero Mohamed bin Salman se convirtiera en el principal responsable petrolero del reino el año pasado.
Pocos observadores de Arabia Saudí o de la OPEP tienen dudas de que el príncipe Mohamed, de 31 años, es el responsable final de la política petrolera del mayor productor mundial. También está a cargo de la defensa y de las reformas económicas.
No obstante, tras décadas escuchando sobre todo al tecnócrata Naimi articulando de forma segura esta política al mundo exterior, la nueva proliferación de voces está generando más confusión que claridad.
Además del príncipe Mohamed, el segundo en la línea de sucesión al trono, esas voces incluyen también al número dos de Naimi y a un hermanastro mayor del vicepríncipe heredero, el príncipe Abdulaziz, al igual que el presidente del gigante estatal saudí Aramco, Jalid al-Falih. Aparte de ellos, está la presencia permanente del mismo Naimi, a pesar de los rumores de que a sus 81 años está próximo a retirarse.
Giro radical
La políticas saudíes nunca han sido fáciles de interpretar, pero la imprevisibilidad aumentó abruptamente en los últimos meses, según observadores saudíes. Esta situación fue especialmente complicada por el deterioro de las relaciones entre Riad y Teherán, implicados en guerras regionales en Siria y Yemen.
Fuentes de países del Golfo Pérsico de la OPEP han asegurado que, aunque los aliados saudíes en la región se pusieron rápidamente en línea con Naimi durante la reunión del domingo, su decisión fue una sorpresa absoluta. El reino suele consultar sus decisiones con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
Una importante fuente conocedora de las discusiones asegura que creía que ni siquiera Naimi estaba al tanto del cambio en los planes hasta el último momento. "Creo que fue una decisión de último minuto, si no Naimi no habría venido", señaló la fuente. "Naimi fue a Doha con el ánimo de cerrar un acuerdo y cuando llegó le dieron otras instrucciones para no hacerlo".
Para Rusia, que se disponía a sumarse también al acuerdo de congelamiento global, el cambio saudí fue una gran sorpresa, porque el Kremlin pensaba que había cerrado el pacto con casi todas las personas que tienen importancia en el reino, indicaron fuentes rusas.
"Al final del día no importó realmente con quién estábamos hablando, Naimi o el príncipe Mohamed. Los saudíes cambiaron simplemente la política", comentó una fuente cercana al ministro de Petróleo ruso, Alexander Novak, que estuvo presente en las conversaciones de Doha