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La recuperación del crudo es un espejismo que castigará el optimismo de las petroleras

¡Qué tiemble el mercado del crudo!. Los augurios de los analistas de Goldman Sachs vuelven a derrumbar el optimismo acumulado durante los últimos meses en lo que a los precios del oro negro se refiere. En un informe rubricado por Damien Courvalin y Jeffrey Currie, la entidad sitúa el barril de West Texas en los 45 dólares allá por el mes de octubre. Un presagio que a comienzos de año, en un movimiento similar, provocó un desplome que situó al barril de West Texas y de Brent en mínimos de los últimos seis años.

Dicho esto, los expertos del banco, con sede en el 200 de West Street en la Gran Manzana, reconocen que sus proyecciones anteriores no han terminado de materializarse. De hecho, tras la espantada de enero, justo cuando Goldman dejó helado al mercado con sus previsiones, y algún traspiés en marzo, los precios del petróleo se han estabilizado hasta tocar máximos no vistos desde el pasado diciembre. "Pese a esta percepción de que los fundamentos han mejorado, creemos que los desequilibrios globales siguen sin resolverse", avisaban Courvalin y Currie en su documento. 

En este sentido, señalan que aunque los productores estadounidenses han sido rápidos en su respuesta al contexto actual, la moderación en su producción no es suficiente. Al mismo tiempo, países como Arabia Saudí, Irak y Rusia continúan incrementando sensiblemente su bombeo de crudo mientras el acceso a los mercados de capital para obtener financiación muestra ciertas mejoras. Sin embargo, las presiones que desde el pasado verano asedian a la industria petrolera no han sido suficientes para reducir el exceso de oferta. Los analistas de Goldman consideran que el reciente rally puede ser contraproducente y poner aún más trabas al reequilibrio dentro del mercado del crudo. Un hecho que queda demostrado con el número de posiciones a largo de los especuladores es similar a cuando el barril de oro negro operaba en los 100 dólares el verano pasado.

Para Russ Koesterich, director administrativo y estratega principal de inversiones globales de BlackRock, "la reciente recuperación en el precio del petróleo, en realidad, puede ser el factor que influya para que se paralice la recuperación. Con el precio del crudo estadounidense ahora un 25 por ciento por encima de los mínimos de marzo, las compañías de exploración y producción de EEUU están considerando reanudar las perforaciones". Dos ejemplos recientes: EOG declaró a principios de mayo que planea aumentar las perforaciones tan pronto se estabilice el crudo en unos 65 dólares por barril, mientras que Pioneer está procurando utilizar más más plataformas petrolíferas a partir de julio. "Toda nueva oferta ayudará a desacelerar la recuperación y mantener restringido el precio del petróleo, probablemente entre los 50 y los 70 dólares por barril. Esto debería ayudar a mantener la inflación baja y estable", aclara Koesterich.

Los espejismos y el efecto dominó que llegará en los próximos meses van de la mano y es que, el cierre de pozos en EEUU no garantiza un debilitamiento en la producción. Para Goldman, en 2016 la producción seguirá al alza y los inventarios seguirán agolpándose. Con los precios del West Texas Intermediate en el nivel de los 60 dólares, los productores estadounidenses vuelven a confiarse, dado que los costes se han abaratado alrededor de un 20 por ciento. Bajo este contexto muchos de los pozos perforados pero incompletos podrían reabrirse llegando a sumar hasta 250.000 barriles diarios al mercado. Según Goldman, existen alrededor de 100 millones de barriles acumulados en las reservas bajo tierra de EEUU que no pueden permanecer almacenados indefinidamente y tendrán que volver al mercado en algún momento. Mientras tanto, la emisión de deuda de alta rentabilidad relacionada con el sector energético vuelve a suponer un 20 por ciento de la emisión registrada en EEUU mientras el mercado ha absorbido 12.000 millones de dólares en emisión de nuevas acciones desde el mes de febrero. 

Ante estas circunstancias, Courvalin y Currie son claros: los precios del crudo tendrán que caer de nuevo. De ahí que tilden el reciente rally en los precios como ?prematuro?. Es por ello que sitúan al West Texas en los 45 dólares en octubre. Sus proyecciones a 12 meses colocan al barril estadounidense en los 55 dólares pero advierten que en el primer trimestre de 2016, el coste rondará los 53 dólares. La verdadera recuperación se materializará durante el año que viene, cuando se terminará el ejercicio con el barril en los 60 dólares. La brecha entre el WTI y el Brent es de seis dólares por barril en 2015 y de 5 dólares el próximo año. 

A medio plazo, dado el impacto del fracking y las tecnologías relacionadas con el esquisto, que en estos momentos se encuentran en sus primeras fases de explotación, el crudo estadounidense abaratará su coste durante la fase de explotación de estas innovaciones. Goldman espera que el WTI se estanque en los 60 dólares el barril durante 2017-2018, frente a los 65 dólares previamente estimados, y tocará los 50 dólares en 2020. El Brent, por su parte, será cinco dólares más caro que su homólogo norteamericano.

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