
El mercado del cobre intenta volver a la normalidad, después de que haya entrado esta semana en pánico disparándose los precios al contado ante la caída en picado de las reservas. La Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés) ha adoptado medidas drásticas para evitar que los grandes operadores carguen sus compras contra el stock de la gestora del mercado. El diferencial entre la compra al contado respecto al futuro de tres meses se desploma desde los 1.000 dólares del martes a 247 dólares final de semana. Desde hace meses los operadores están jugando al 'juego del calamar' con LME para dejar sin existencias sus almacenes.
El juego en el mercado del cobre se trata de dejar sin reservas físicas a la Bolsa de Londres. La subida libre del precio al contado y la caída de las reservas físicas de LME a 15.225 toneladas, mínimos de 1974, llevaron a que el descuento de los futuros superara los 1.000 dólares. La propia naturaleza del mercado favorece el ataque especulativo. Cualquiera que tenga un contrato hasta su vencimiento se convierte en propietario de un paquete de metal en un almacén de LME. Lo habitual es que en los contratos de futuros se encuentren inversores y compradores de cobre, que los utilizan para cubrirse de potenciales subidas de precios en el mercado al contado.
El problema ha surgido cuando los grandes comerciales de cobre han entrado en el mercado de futuro para atacar a las reservas de LME y crear una gran ilusión de escasez de cobre físico en el mundo. Las reservas también se están reduciendo a la velocidad de la luz en otros mercados como en China y EEUU, tocando mínimos históricos. Según ha informado Bloomberg esta semana, el principal responsable de este tipo de operaciones ha sido la suiza Trafigura, el operador de materias primas más grande de Europa. Las solicitudes totales para retirar más de 150.000 toneladas de cobre de los almacenes de la LME en los últimos dos meses prácticamente han agotado las existencias disponibles en la bolsa. Las peticiones de Trafigura representan un elevado porcentaje. La empresa dice que el elevado volumen de cobre es necesario para cubrir la demanda de sus clientes.
Sobre el papel, la voracidad de los operadores responde a la necesidad de asegurarse los suministros ante el riesgo de escasez. "Los toros del cobre están de vuelta, si bien a principios de este año el estado de ánimo del mercado alcista se había visto impulsado por los temores de una oferta insuficiente a largo plazo, la narrativa de hoy trata sobre la escasez a corto plazo", explica Carsten Menke, analista de Julius Baer. Pero el experto desconfía del razonamiento de que "el mundo se está quedando sin cobre".
Los operadores físicos se han metido en el terreno financiero para exprimir el mercado alcista del cobre
"Este es un juego de inventarios en la que están participando los comerciantes físicos", denuncia el analista. "Los operadores físicos hacen desaparecer reservas que con mucha probabilidad nunca llegarán a los fabricantes", incide. Los operadores físicos se han metido en el terreno financiero para exprimir el mercado alcista del cobre adquiriendo contratos de futuros en el pasado para entrar en la bóveda de LME. "Este comportamiento ocurre cuando el mercado está en su pico máximo o muy cerca de él", añade.
Los datos apoyan esta sensación. A principio de septiembre, LME contaba con reservas de 200.000 toneladas de cobre. La Bolsa, ante la delicada situación, se vio obligada a anunciar una investigación y tomar medidas de urgencias para garantizar el funcionamiento del mercado, es decir, moverse para evitar quedarse sin existencias y que los contratos de futuros tengan su contraparte física. Ha obligado a los grandes tenedores a prestar sus existencias cuando venda contratos de futuros, ha limitado de manera temporal el precio del spot de cobre en relación al precio del futuro y permite entregas diferidas en las posiciones cortas. El objetivo es intentar reducir la demanda que sufren sus reservas.
"Esta es una situación sin precedentes y no hemos visto nada como esto en la historia reciente del mercado del cobre", comenta Robin Bhar, un consultor independiente a Bloomberg. "Estas medidas son draconianas, pero son necesarias".
La Bolsa de Londres ya sabe a lo que se enfrenta con ataques parecidos al níquel
No es la primera vez que LME interviene en el mercado de los metales. En 2019, la bolsa lanzó una investigación similar cuando una avalancha de pedidos para retirar reservas de níquel provocó un aumento desproporcionado del precio. En 2006, en medio de la subida de los precios del níquel, impuso un límite de 300 dólares a la prima del contado con el futuro. Y en 1992, cuando Marc Rich intentó acaparar el mercado del zinc, LME tomó decisiones parecidas a las de esta semana.
Para Colin Hamilton, analista de BMO Capital Markets, es difícil que se repita un episodio parecido al del martes, con los precios al contado disparados. Llegaron a superar los 11.300 dólares. Los precios del cobre han subido un 12% durante el último mes y se negocian cerca de los 10.700 dólares. La situación sigue siendo delicada para LME a falta de que la próxima semana se confirme si sus medidas han sido efectivas. El diferencial entre el contado y el futuro a tres meses sigue siendo muy elevado. La media de los últimos cinco años se sitúa alrededor de los 13 dólares.