
Las siderúrgicas de China están sufriendo su peor crisis en muchos años por culpa del coronavirus, con la demanda congelada a medida que las fábricas y las obras de construcción detienen sus operaciones por todo el país. Pero aún siguen produciendo metal sin descanso, aunque no se lo compre nadie.
El colapso de la actividad económica por las inauditas medidas de China para contener el brote de coronavirus implica que hay pocos compradores de acero, lo que ha provocado una caída de los precios y una fuerte presión sobre los márgenes de beneficio. Sin embargo, es difícil para la mayoría de los fabricantes de acero en China reducir drásticamente la producción debido a que los altos hornos están diseñados para funcionar constantemente y reducir la producción a cero suele ser el último recurso. El resultado es la acumulación de millones de toneladas de acero en las siderúrgicas.
"Los inventarios están en niveles críticamente altos", dijo Kevin Bai, analista de CRU Group. "La mayoría de las acereras todavía intentan seguir funcionando por ahora, aunque por razones técnicas".
En China, un pequeño número de siderúrgicas utilizan hornos de arco eléctrico (EAF, por sus siglas en inglés), que refunden acopios de chatarra de automóviles viejos o edificios demolidos para convertirlos en nuevos productos de acero. Este tipo de horno se puede cerrar rápidamente. El resto de la industria emplea altos hornos, máquinas enormes alimentadas las 24 horas con mineral de hierro, carbón y otros componentes. Cerrarlos por completo es una solución desesperada, costosa y compleja.
"Hasta donde sabemos, todos siguen fabricando acero", dijo el miércoles Elizabeth Gaines, presidenta ejecutiva de Fortescue Metals en una llamada con periodistas, en referencia a los productores de altos hornos que compran el mineral de hierro de su compañía. Las fábricas de EAF ya han paralizado la producción, según las consultoras CRU Group y Kallanish Commodities.
China es el mayor fabricante de acero del mundo y representa más de la mitad de la producción mundial. La crisis del coronavirus ha paralizado las cadenas de suministro de la industria, con operarios migrantes que generalmente trabajan en obras de construcción o conducen camiones que no pueden regresar al trabajo debido a las medidas de cuarentena y las restricciones de traslados. Los precios de las barras de acero reforzado han caído a su mínimo desde 2017, mientras que los inventarios aumentaron al máximo en casi dos años, mientras las fábricas luchan por despachar productos terminados entre los problemas de transporte.