
El exceso de regulación, su dificultad y los crecientes riesgos ha abogado a las grandes empresas a reforzar sus asesorías jurídicas para configurar una estrategia de la mano. Cada vez más abogados se inclinan por trabajar para compañías en vez de para un bufete o de hacerlo de forma autónoma y ya han consolidado un perfil propio.
Entorno a 47 años, más de 11 años de experiencia, muchos de ellos en despachos de abogados, incorporados a grandes compañías y con puestos de alta responsabilidad. Así es el abogado de empresa, según el pionero estudio sobre el abogado de empresa que ha elaborado el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) que ha presentado este jueves en su sede.
El 35% de los abogados de empresa en Madrid tienen entre 46 y 55 años y el 23%, más de 56. Se reparten al 50% entre hombres y mujeres, sin embargo, aunque el 78% ocupa puestos de alta responsabilidad, en cuestión de género, solo el 35% de ellas lidera un departamento jurídico.
El 80% de los abogados de empresa trabajan en exclusiva para sus compañías y el 68% lo hace en grandes corporaciones del sector financiero, de infraestructuras, tecnológico y energético. Además, el 34% cuenta con equipos grandes dentro del departamento de asesoría jurídica con más de 10 personas.
La dirección de estas empresas cada vez tienen más en cuenta la visión de los abogados de empresa para elaborar su hoja de ruta. Según el informe del ICAM, el 42% de estos profesionales participa de forma activa en la estrategia empresarial; el 26% forma parte del comité de dirección y el 23% ejerce como secretario del consejo.
Retos y preocupaciones
Una de las mayores preocupaciones de los abogados es la protección del secreto profesional. La encuesta revela que el 52% confiesa que el secreto profesional está poco o nada protegido, frente al 39% que considera que lo está mucho o bastante.
En esta línea, el 33% de los abogados denuncia que ha visto amenazado su derecho al secreto profesional o a la confidencialidad de las comunicaciones. Los sectores en los que han vivido una mayor vulneración son el del entretenimiento, la tecnología y la construcción. Asimismo, hasta el 82% aprecian un riesgo creciente vinculado a la ciberseguridad.
Por otro lado, cada vez más asesorías jurídicas dentro de las empresas están incorporando la Inteligencia Artificial (hasta el 27%) con mayor presencia en el ámbito farmacéutico, tecnológico y audiovisual.
El decano del ICAM, Eugenio Ribón, indicó durante la presentación del estudio que garantizar la confidencialidad entre cliente y abogado no es una cuestión interna de las compañías, sino un elemento estructural del Estado de Derecho. "Desde el ICAM queremos subrayar con toda claridad un principio irrenunciable: el secreto profesional es un pilar esencial del ejercicio de la abogacía, también, y especialmente, en el ámbito de la empresa. Proteger la confidencialidad de las comunicaciones entre abogado y cliente no es un privilegio corporativo, sino una garantía democrática. Es la base sobre la que se construye la confianza, la independencia y la eficacia del asesoramiento jurídico, tanto en el despacho como en el seno de las organizaciones empresariales", añadió.
Ribón subrayó que el Colegio rechaza cualquier interpretación que relativice o limite injustamente el derecho y la obligación al secreto profesional.
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