
Hoy, la Abogacía Española, y la Justicia en general, se visten de luto. Se despide de Carlos Carnicer, un profesional destacado de la profesión, cuya huella se considera que perdurará en la historia del Derecho. Su fallecimiento en Zaragoza cierra un capítulo vital en la modernización de la abogacía.
Al frente del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) entre 2001 y 2016, impulsó la transformación digital de un sector que a menudo miraba con recelo a la tecnología. Hoy, gracias a su empuje, el abogado utiliza herramientas que eran ciencia ficción hace apenas unas décadas.
Su visión de futuro trascendió la abogacía. Formó parte activa de la ponencia que, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, exploró la posible reforma de nuestra Carta Magna. Y también integró la Comisión para la Modernización del Lenguaje Jurídico, buscando acercar el derecho al ciudadano.
Miembro nato del Consejo de Estado desde 2001, decano del Colegio de Abogados de Zaragoza entre 1991 y 2001, y presidente del CGAE durante tres lustros, con reelecciones que avalaron su liderazgo.
Pero Carnicer no se limitó a la abogacía. Su influencia se dejó notar en Unión Profesional, la entidad que representa a las profesiones colegiadas en España. Desde 2002, al frente de esta organización, aunó fuerzas de los sectores jurídico, sanitario, económico, social, científico y técnico.
Fue, también, vicepresidente de la Unión Mundial de Profesiones Liberales y miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Europeo de Profesiones Liberales.
En el capítulo de la formación, destaca que desde 1979 impartió su conocimiento en la Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad de Zaragoza, moldeando a generaciones de juristas.
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